Y el método es fácil. Defenestrar lo público (INCAA), salvar el honor de lo privado (Clarín y La Nación) y licuar todo presentándolo como una ingenua y simple cena de amigos: "¿Por qué el INCAA, una institución que debe velar por el cine y la realización audivisual argentina lanza este comunicado, insinuando que Mike se bajó del proyecto ante una presión insostenible del grupo Clarín? En esta versión, Esmeralda Mitre no comparte cartel con Mike Amigorena en “Hamlet” porque es actriz, sino porque la puso allí el diario La Nación para espiar al actor y llevarlo de las narices junto con María Laura Santillán –Mata Hari de Telenoche- a cenar, y ahí infringirle un castigo ominoso: una llamada de Adrián Suar, que como todo el mundo sabe, es Joe Pesci en sus horas libres. Ahí Suar/Pesci le dijo que o se bajaba del proyecto o nunca más participaría de una tira de Pol-ka y lo que es peor, lo convocarían para que fuera jurado del Bailando. Amigorena, un pésimo actor que si no fuese por pusilánime no hubiera actuado jamás, dijo inmediatamente “Sí, Joe” y armó un berrinche. Bueno, esta escena es una idiotez. Mike fue a cenar con sus amigos, entre otras cosas, porque efectivamente Esmeralda es su compañera en “Hamlet”. Y muy claramente separó una cosa de la otra. Lo dijo él. Las presiones fueron una guardia fotográfica. Es raro que alguien quiera pelearse hoy con el INCAA porque eso es prácticamente enquistarse con la industria cinematográfica argentina. Para decirlo claramente: hubiera sido un pésimo error tomar esta decisión pensando en “conservar un trabajito”. Haberse bajado le va a traer a Mike mucho más perjuicio que ganancia. En principio, estar en medio de un tironeo en el que no tiene nada que ganar, una pelea que no pidió, que no le interesa y que es básicamente, muy irrespetuosa para con su carrera. Y ahí sí, haría falta un comunicado del INCAA, que, no sé por qué, me parece que jamás llegará" (Fuente).
Lo más raro de todo es que Bazán no cita la fuente de donde salió esta información: el diario Perfil, que no fue desmentido por nadie, apenas si por un dubatitivo Amigorena, en el medio del fuego cruzado pesado en el cual ha quedado, y con la vívida amenaza que si no se bajaba (cosa que efectivamente hizo "por no sentirse cómodo") no iba a trabajar más en ninguna señal del Grupo.
Lo que no es llamativo es esa forma de razonar de los integrantes del Grupo A(hhh) -desde hoy, Bazán, miembro honorario- que cuando el que amenaza es la prensa independiente hay que desnaturalizar, desmentir, ensuciar, despotricar, hacer análisis de tiempos verbales, todo con tal de no condenar lo que rápidamente condenan cuando el gobierno o cualquier actor social (cercano o lejano, no importa) al cual se pueda espetarle la letra maldita es el responsable.
Todos estos días fueron interpelados varios de los paladines de la defensa de la libertad de expresión (privada) mediante las redes sociales. Aquí algunas respuestas, en esta línea de doble estándard, que desnuda lo poco genuinas que son sus impostadas escenas en defensa de las libertades y a lo que en verdad apuntan: la preservación de los intereses de sus patrones y una visibilidad social que de otra forma no tendrían.
Ni el voto contundente del 14A los ha podido hacer recapacitar sobre estas prácticas llenas de falacias e hipocresías. Quizás necesiten un 23O aún más. Esperemos que les alcance. Por lo pronto, tendrán tiempo de hacer otra juntada en la casa de Silvana para recibir al flamante miembro.
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