Cuando uno no tiene nada nuevo que decir, es mejor refugiarse en lo ya dicho, más si prescinde de abordar aquellas dimensiones que -sabe- no le conviene incorporar al análisis debido a la línea editorial (comercial, financiera, política, de negocios) del medio en el cual trabaja.
Entonces, las plumas del Instrumento se repiten hasta el hartazgo y van de los atques a la libertad de expresión (que creen que les pertence casi en exclusividad) hasta la idea del partido único argentino, pasando otra vez por el asistencialismo, John Lender y Napoleón, todo sin solución de continuidad, como si prefirieran escribir sobre esos tópicos gastados y vaciados de eficacia anti K antes que animarse al desafío de reconocer otras esferas que mucha gente (cada vez más) sí ve a la hora de elegir al oficialismo.
Leerlos ya se ha convertido en una práctica más antropológica que buscadora de fuentes de información y datos que enriquezcan el debate público. Expresiones de un periodismo que se esfuerza por adherirse a la falacia de la independencia y objetividad, mientras esperan nuevas órdenes de los jerarcas del Grupo ante la realidad aplastante.
La Viau: "A horas de regresar de su innecesario viaje a París, Cristina Fernández confesó su admiración por Napoleón, “un personaje que a mí me gusta mucho y no porque haya estado en Francia. A mí Bonaparte me gusta porque soy peronista. Siempre desde cierta izquierda nos acusaron de bonapartistas (…) Bueno, no me importa, seremos bonapartistas. A mí la figura de Napoleón me parece increíble”. La jefa de Estado, en su apresuramiento, cayó en la trampa de confundir la tragedia con la farsa, al tío con el sobrino, a Napoleón I con Napoleón III, el coup d’état del 7 de noviembre de 1799 con el golpe de mano del 2 de diciembre de 1851, al hombre que había consolidado la revolución burguesa en Francia, barriendo de sus alrededores los restos del feudalismo, con el aventurero que la condenaba a volver a “la dominación del sable y la sotana”.
Nadie reparó en la metida de pata. Ni siquiera Jorge Altamira que, en un exceso autorreferencial, interpretó que la mención de la jefa de Estado a esa “cierta izquierda” que tilda de “bonapartista” al peronismo era un traje que debía ponerse. No se trata de decapitar una ilusión pero es necesario recordar que la caracterización del peronismo como “bonapartista” (un gobierno autoritario, que presume de ubicarse por encima de las clases sociales) pertenece a Milcíades Peña, el brillante historiador que tenía 33 años en 1965, cuando se quitó la vida. Punzante, ácido, implacable, Peña sostenía que “toda la revolución peronista” se reducía a sindicalización, democratización de las relaciones laborales y el aumento de un 33% de la participación obrera en la renta nacional. El capítulo que había dedicado a Eva Perón se llamó, precisamente, “El bonapartismo con faldas”. Una vertiente de la izquierda argentina se deslumbró con el hallazgo e hizo suya la definición. De eso, pese al embrollo, quiso hablar la Presidenta. De eso y de su admiración por los códigos del corso, aunque con ellos también hiciera su ingreso a la historia grande un individuo siniestro al que Robespierre había apodado “el cocinero de la conspiración”: Joseph Fouché, el duque de Otranto, el ministro de la Policía de Napoleón I, el hombre que creó el “gabinete negro” desde el que se acalló y persiguió a la prensa . Todos los émulos de Napoleón necesitan un Fouché. También lo precisan los imitadores de su sobrino, pero en ese caso Fouché comparte cartel con el “bottier” Louboutin".
El marido de la amiga de la esposa de Ciro James: "La cantidad de periodistas y de especialistas que han escrito sobre inflación en los últimos cinco años, que es el plazo que fijó el juez en su oficio, es enorme . Además los diarios tienen un editor responsable. No hace faltan, entonces, los datos reclamados de los periodistas. El solo reclamo de la nómina es fijar un condicionante sobre la libre expresión , en un contexto de alta sensibilidad sobre la cuestión.
No es éste, lamentablemente, el primer episodio perturbador. Una suma de indicios y de hechos concretos sobre la posición oficial respecto del periodismo hace temer por nuevas acechanzas.
Están siempre latentes los intentos de regulación del periodismo. Se han escuchado voces oficiales y paraoficiales pidiendo establecer un marco legal de actuación. Más allá de que el periodismo debe establecer por sí mismo pautas de acción en casos determinados , estos avances deben ser rechazados en cada oportunidad, sin dudas ni fisuras".
MM: "A Schoklender se lo descalifica en general, pero no se responden sus denuncias en particular. Desde la tribuna kirchnerista se lo denuesta por todo aquello que no se le reprochó en el pasado inmediato, pero no se le cuestiona la descripción que hace de la operatoria . Eso disuena y hace pensar si esas bandas predadoras de botines público s no estarán efectivamente encaramadas en un sistema de poder.
En todo caso, se trata de un sistema de poder requeteprobado en numerosas provincias y municipios cuyos titulares –como Luis XV, aunque acaso un detalle más rústicos– vienen logrando una próspera eternidad en sus cargos.
Un sistema de poder que, como en tiempos del menemismo, no parece reconocer fronteras entre lo público y lo privado . Ese sistema es el que, para muchos de sus beneficiarios, es el que va a ser relegitimado en octubre.
¿Y por qué no? Igual, vivimos en una sociedad en la cual Menem es puramente inocente.
Y jamás hubo contrabando de armas hacia Ecuador y Croacia. Y la ex ministra Felisa Micheli cuenta el dinero de la Fundación Madres mientras pone un ojo en su baño, no vaya a ser que le aparezca como por encanto un nuevo bolso repleto de dólares".
Blanck: "Todavía es fácil encontrar a compatriotas nacidos entre mediados de los años ‘30 y los ‘40 del siglo pasado, que recuerdan que tuvieron su primera pelota de futbol, o su primera camiseta, porque “me la dio Evita” . Y la marcha de los Campeonatos Infantiles, en el primer peronismo, decía “A Evita le debemos nuestro club / por eso le guardamos gratitud”.
Esas emociones instaladas en la memoria colectiva, muchas veces más que la pura ideología, forjan identidades como la del peronismo, capaces de soportar todas las inclemencias del tiempo y la historia.
Hoy no se entregan pelotas de fútbol, se entregan notebooks. Por cierto, esas computadoras traerán conectado el servicio de la agencia oficialista de noticias Télam. Y puede dudarse de qué límites tendrá esta vez, si es que los tiene, la utilización de la educación pública como vía de adoctrinamiento de los estudiantes.
Está clarísimo que Cristina no es Evita , porque las separan varios abismos, entre ellos el del tiempo histórico que les tocó protagonizar. Pero los dirigentes y voceros del medio país que no quiere a Cristina se equivocarían feo si insisten en desconocer y hasta despreciar los alcances y la potencia de estas medidas, que son asistencialistas y suelen esconder propósitos bastardos, pero al mismo tiempo construyen dignidad".
Van der Kooy: "La arrasadora victoria de Cristina en agosto y el previsible desequilibrio en la relación de fuerzas políticas estaría acentuando dos rasgos: el de la dependencia judicial del poder político y el del expansionismo kirchnerista. Ese expansionismo está siendo representado por sus corrientes más sectarias. Dos señales inquietantes se recogieron la semana que pasó: la de un texto en una Universidad estatal, denunciado por el historiador Luis Alberto Romero, impregnado sólo de la ideología oficial; el acuerdo firmado por el ministro de Educación, Alberto Sileoni, para que los alumnos que reciban las netbooks posean el servicio informativo de la agencia gubernamental Télam .
¿Podrá acentuarse esa campaña de adoctrinamiento e intimidación contra los críticos al Gobierno luego de octubre? Dependerá mucho, por supuesto, de hasta dónde la espuma de la soberbia por la victoria se trepe a las cabezas kirchneristas. Aunque dependerá también de lo que esté dispuesta a hacer la oposición. Esa oposición forma parte obligada de la no campaña por el mazazo que sufrió en agosto. También, porque pareciera estar, con demasiada antelación, en la carrera de realineamientos para el 2015.
El horizonte político de la Argentina estaría permitiendo vislumbrar un futuro de amplio dominio peronista. Un proyecto de poder donde las ideologías suelen ser siempre secundarias. Un partido bien anclado ahora a las estructuras económicas y políticas del Estado. Quizás, una rústica copia del otrora hegemónico PRI mexicano, demorada en el tiempo".
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