Clarín: "Más viviendas, con más gas y con más agua. Pero nada de eso alcanza para evitar que la mitad de las casas en que viven los argentinos no tengan ni cloacas ni gas. Son los datos de una Argentina versión 2010 que poco a poco van trazando los números del último censo.
Con estos datos parciales comienza a trazarse un mapa de quienes habitan el país. Así, las viviendas suman 13.835.751 y de todas ellas, 56,2 por ciento tienen conexión de gas –casi 6 por ciento más que diez años atrás–. Además, 53,1 por ciento de esas casas son las que tienen acceso a la red cloacal, también 6 por ciento más que en 2001.
Más allá de esos crecimientos, lo cierto es que la mitad de las viviendas no tienen todavía ni cloacas ni gas. Además, 16 por ciento de la población aún sigue sin poder acceder al agua de red.
Otro dato que surge de estos resultados es que, a pesar de que se duplicó la cantidad de computadoras por casa, el sesenta por ciento de los hogares aún no tiene una".
Cronista: "Una reciente encuesta internacional refleja que la mitad de los argentinos evalúa negativamente la llegada de nuevos inmigrantes al país, hoy provenientes en su mayoría de Paraguay y Bolivia.
Y aún más sorprendente es que el 61 por ciento considera que hay demasiados extranjeros, que generan problemas en el transporte público, la demanda de los servicios de salud y educación y dificultan la búsqueda de trabajo a los nacidos y criados en la Argentina.
El estudio Global Advisor fue realizado por la consutora Ipsos Mora y Araujo durante el mes de agosto en 24 países, entre ellos Australia, Brasil, Canadá, Francia, Japón, Polonia, Sudáfrica, los Estados Unidos, España, Turquía, Rusia y España.
Y aún más sorprendente es que el 61 por ciento considera que hay demasiados extranjeros, que generan problemas en el transporte público, la demanda de los servicios de salud y educación y dificultan la búsqueda de trabajo a los nacidos y criados en la Argentina.
El estudio Global Advisor fue realizado por la consutora Ipsos Mora y Araujo durante el mes de agosto en 24 países, entre ellos Australia, Brasil, Canadá, Francia, Japón, Polonia, Sudáfrica, los Estados Unidos, España, Turquía, Rusia y España.
En diciembre pasado, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, fue eje de una polémica, al culpar a "la inmigración descontrolada" por los hechos de violencia que desató la ocupación del Parque Indoamericano. En la zona, según remarcó entonces su jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, "viven un 70 por ciento de personas de nacionalidad boliviana y paraguaya"".
Ámbito: "La avalancha migratoria es sólo producto de alguna imaginación afiebrada. Según se reveló, los extranjeros que habitaban nuestro país cuando se sacó la fotografía demográfica el 27 de octubre del año pasado eran 1.805.957, en su gran mayoría hermanos de países limítrofes. Esta cifra representa un 4,5% de la población total de 40.117.096 habitantes.
La comparación es muy sencilla. En el censo anterior, realizado en 2001, los extranjeros suponían el 4,2% de la población, en 1991 el 5%, en 1980 el 6,8% y en 1970 el 9,5%. Y cuanto más atrás se va, la proporción no deja de subir; ¿no somos acaso un "crisol de razas"? Así, fue del 13% en 1960 y del 15,3% en 1947. El resto es la historia conocida de la Argentina como receptor de un mar de inmigrantes europeos, tendencia que tocó su punto más alto en 1914, cuando estos daban cuenta de 29,9% del total.
Alguno podrá alegar que la concentración geográfica hace que la "sensación térmica" de la inmigración sea más elevada. Imposible para la memoria colectiva de una ciudad como Buenos Aires, la que, sumada a su cinturón suburbano, supo registrar casi un 50% de extranjeros durante décadas, al menos entre 1869 y 1914. Con el tiempo esa proporción fue cediendo, pero su declive acompaña el que se observa al analizar los números generales del país".
La comparación es muy sencilla. En el censo anterior, realizado en 2001, los extranjeros suponían el 4,2% de la población, en 1991 el 5%, en 1980 el 6,8% y en 1970 el 9,5%. Y cuanto más atrás se va, la proporción no deja de subir; ¿no somos acaso un "crisol de razas"? Así, fue del 13% en 1960 y del 15,3% en 1947. El resto es la historia conocida de la Argentina como receptor de un mar de inmigrantes europeos, tendencia que tocó su punto más alto en 1914, cuando estos daban cuenta de 29,9% del total.
Alguno podrá alegar que la concentración geográfica hace que la "sensación térmica" de la inmigración sea más elevada. Imposible para la memoria colectiva de una ciudad como Buenos Aires, la que, sumada a su cinturón suburbano, supo registrar casi un 50% de extranjeros durante décadas, al menos entre 1869 y 1914. Con el tiempo esa proporción fue cediendo, pero su declive acompaña el que se observa al analizar los números generales del país".
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