sábado, 20 de junio de 2015

"Luis: me vinieron a buscar las Fuerzas Conjuntas. Hay comida en la heladera"

"Encontré entre mis papeles una joyita (así la considero yo). Una nota fechada el 9 de Julio (creo que de 1976) escrita por mi madre y dirigida a mi padre. Mi abuela la conservó en su Biblia y me la dio poco antes de fallecer. La nota dice lo siguiente: "Luis: me vinieron a buscar las Fuerzas Conjuntas. Hay comida en la heladera".
Qué grande Graziella, mi madre...
Mi madre nació el 22 de febrero de 1953. Su padre fue un ingeniero agrónomo que sufría de distrofia muscular. Esto determinó un signo de interrogación en esa familia de cuatro hijos y conllevó una gran responsabilidad para mi abuela Hebe que no sabía si de un día para otro no tendría que hacerse cargo de toda su familia.
Graziella, la hija menor, se crió en la granja de mis abuelos en Solis Chico a la altura de la ruta 8. Asistió a la escuela y luego al Liceo Brause de Pando. A pesar de que ayudaba con las tareas domésticas y de la granja (mi abuelo era avicultor- Cooperativa CANAVI), se destacó como una alumna sobresaliente, siendo incluso abanderada.
En 1969, en el Brause, en el curso de matemáticas, conoce a mi padre (que en ese mismo año se afilió al Partido Comunista de Canelones) y pronto se ennoviaron.
El 26 de febrero de 1973 se casaron cuando ya la dictadura se aproximaba, cual tormenta sobre el destino de todos los uruguayos.
Dada la militancia de mi padre, debieron pasar a la clandestinidad y no fue fácil, como para tantos uruguayos, la vida en esas circunstancias.
En 1976, mi padre es destituido de su cargo de profesor de Matemáticas, al cual había accedido por concurso de oposición y méritos. Ya en 1985, con la ley de Restitución de Funcionarios Públicos, retornó a su trabajo en el Liceo Brause de Pando.
Luis fallecería finalmente y de forma súbita (ataque al corazón) el 23 de mayo de 1999. Pero el mundo no deja de sorprenderlo a uno y en 2014 se concretó una iniciativa de varios integrantes de la comunidad docente del Liceo Brause, por la cual la Sala de Profesores del liceo lleva de ahí en más el nombre de mi padre: "Sala de Profesores Luis Rodríguez Borreani"
Para mi madre, apoyar a mi padre en la clandestinidad, significó muchos sacrificios, familiares, laborales, personales, pero siempre lo acompañó.
Creo ciertamente que mi madre se merece todos los comentarios que se han hecho sobre lo que hizo y cómo lo hizo, pero reitero, es una persona muy humilde y de muy bajo perfil.
Sin lugar a dudas, la conciencia histórica de los pueblos se siente de forma clara y concisa y ayuda a construir memoria. Los héroes anónimos abundan y fueron los que, con sus pequeños o grandes gestos, hicieron la diferencia con su resistencia para poner fin a ese régimen oprobioso".

Por Pablo Rodríguez
Montevideo, Uruguay

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