"Dado que durante meses anuncié lo contrario y muchos me lo preguntan, me veo obligado a aclarar que no seré candidato al Parlasur", escribió Iglesias ayer, y comenzó a recibir el pésame de algunos seguidores.
Por ejemplo, el periodista argentino radicado en Estados Unidos, Andy Jud, le preguntó "¿qué pasó?". Iglesias le contestó con una frase de Aníbal Fernández: "Se imponen las condiciones de la jefa del Movimiento y no se discute más". Una obvia alusión a Elisa Carrió, con quien el porteño ha tenido una relación ambivalente.
Iglesias ya había perdido la posibilidad de renovar su banca como diputado nacional en 2011, cuando la escasa performance electoral de la chaqueña lo dejó fuera del Congreso Nacional, a pesar de haber defendido a capa y espada las causas del incipiente cacerolismo pro-carriotista.
Ahora, esta era la posibilidad de Iglesias de volver a un cargo legislativo, pero las preferencias de Carrió y sus nuevos aliados fueron para el lado de la santacruceña Mariana Zuvic, su íntima colaboradora y denunciadora serial de la familia Kirchner en el sur argentino.
Hace tiempo atrás, Zuvic llamó la atención de la prensa rosa por el fastuoso festejo de su cumpleaños, que incluyó un set de efectos especiales y una caracterización como Lara Croft, la heroína del videojuego Tomb Raider.
Zuvic es esposa del empresario radical de supermercados Eduardo Costa, y aporta frondosos fondos a la campaña de Carrió, a pesar de que también tiene que financiar los sueños de gobernador de la provincia de Santa Cruz del propio Costa, que enfrentará en las elecciones provinciales al actual mandatario, Daniel Peralta.
Zuvic ganó protagonismo a nivel nacional cuando, el año pasado, acusó falsamente al hijo presidencial Máximo Kirchner de incendiar un supermercado de su propiedad en la provincia de Chubut. Hasta su marido salió a desmentirla para intentar salvarla del papelón.
Mientras tanto, Iglesias participaba de la presentación de los libros de Carrió, confiado que la cercanía geográfica iba a primar sobre la patagónica. Complementaba esa tarea de seducción hacia la diputada con su intento de crear la ong Cultura Porteña, de la que se desconoce si llegó a juntar los avales necesarios para presentar candidatos en las elecciones de la CABA.
Tampoco le valió a Iglesias hacer alarde de ser especialista en Globalización, supuesta capacidad que lo llevó en su momento a autoproclamarse como presidente de la Democracia Global y miembro fundador de un Parlamento Mundial, del cual llegó a editar un libro.
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