Edu van der Kooy: "La Presidenta asoma embriagada con su recuperación política.
Percibe una primavera en pleno invierno. Sentiría, al menos, que ha dejado de estar acorralada como le sucedía desde la derrota electoral y, sobre todo, desde que el desbarajuste económico la forzó en el verano a una devaluación que sin pudores Kicillof ejecutó. Cualquier funcionario que atina a congraciarse con ella le arrima encuestas. Nunca esos números suelen encerrar malas noticias. Pero aquella idea del repunte figura también en trabajos que no pertenecen a la esfera oficial. Aunque una lectura detenida de ellos denota la volatidad y confusión del panorama. En efecto, la opinión favorable sobre Cristina creció 5 puntos aunque el rechazo al rumbo de su gestión es del 61%. Casi una cifra similar avizora pronto una crisis económica. De ese total, el 51,9% responsabiliza al modelo K. Pero a la vez, seduce la pelea con los fondos buitre. El 43% estaría conforme con el manejo del Gobierno. El 41% lo cuestionaría. El resto carecería de opinión".
Joaco: "Si se mira el curso de las cosas, el Gobierno parece estar contento mientras más se adentra en el default. Es posible que esté decidiendo sobre el caso según las mediciones de opinión pública. Como Marcelo Tinelli, respeta el rating según el minuto a minuto. Pero eso también es relativo. Un funcionario con acceso a casi todas las encuestas de los últimos días aseguró que no hubo grandes cambios a favor de la Presidenta después del default selectivo. La sociedad está más asustada que exaltada por el falso patriotismo, explicó".
El General Blanck: "Una consultora que está muy lejos de recibir beneficios del Gobierno, como Management & Fit, registró casi 7 puntos de mejora en la aprobación de la gestión de Cristina en su última encuesta nacional. Tampoco es para tirar manteca al techo: la aceptación pasó de 28,8% en junio al 35,4% en julio.
La desaprobación bajó del 60,2% al 55,6%. Por cierto, para el que tiene poco, poco suele ser mucho. Pero es una mejora indudable que puede obedecer en parte a razones estacionales –la plata del aguinaldo en el bolsillo de la gente– pero se vincula sin dudas al rédito político inmediato que le da a Cristina el enfrentamiento con los fondos buitre".
El golpeador de puertas: "Los sondeos que consultó la Casa Rosada exhibieron un salto en la popularidad presidencial de 15 a 20 puntos -de 25 a 40/45%- tras la pelea con los fondos NML y Aurelius.
La Presidenta busca con su confrontación de tono épico, bajo el lema "Patria o buitres", mejorar sus posibilidades de bendecir a un candidato presidencial con chances de triunfo, con miras a las elecciones de octubre de 2015. Si bien es cierto que esos sondeos registraron una mejora de la imagen de Kicillof, todavía el ministro está lejos de ser "el candidato de Cristina Kirchner"".
¿Estos contradictorios números quizás sean la causa de que, este domingo, se hayan colado algunos elogios en Clarín hacia el desempeño presidencial y nuevas críticas al accionar de su Oposición?
El Colo K: "Algunos observadores han llamado la atención sobre un fenómeno curioso: con un Gobierno en retirada, con números de la economía francamente malos, con un vicepresidente acosado por la Justicia, la situación se mantiene controlada. La respuesta para este interrogante es que Cristina aún conserva el manejo del poder y lo usa hasta las últimas instancias. Pero esto es sólo una lectura convencional, con mucho de acierto pero que no revela el aspecto central de la situación.
La certeza de que el ciclo está concluido, cuestión que en otras ocasiones provocaría remezones y tembladerales, es lo que le daría verdadera estabilidad a este final.
Van der Kooy: "El cristinismo resurge cuando se lo hacía en una agonía lenta. El peronismo parece en retroceso sin saber cómo acomodarse en la transición.
La oposición tampoco encuentra su lugar. Esas mutaciones políticas, fugaces como todo lo que acontece en la Argentina, serían provocadas por el conflicto con los fondos buitre.
La Presidenta asoma embriagada con su recuperación política".
El General Blanck: "Mientras pase el tiempo sin que las variables se desacomoden dramáticamente, a sabiendas de que su tiempo en el poder tiene una fecha de extinción inmutable, Cristina seguirá marcando los tiempos de la política.
Se dará el gusto de mantenerlo a Boudou como símbolo de su señorío. Y los candidatos a sucederla, opositores y oficialistas, seguirán moviéndose en cámara lenta, por momentos casi congelados. Es lo que hay".
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