Así se la vio a Lilita anoche en TN, reclamándole en la cara a Clarín ser otra vez usada y desechada en favor de otros candidatos, los del "establishment", como le gusta repetir a ella.
Los títulos resaltarán su enfrentamiento inevitable con Pino Solanas, pero en verdad Carrió le hablaba a Clarín. "Me sentí usada por quien me fue a buscar para ser senador y me pegó como un macho cruel", se victamizó. "A mí no me manda ningún hombre", aseguró. Pero no hablaba del pobre Pino.
Como en 2008, cuando el voto "no positivo" de Cleto sintió que la desplazó del favor del multimedios, al cual tanto ella lo había defendido. "Vayan a buscar al nuevo jefe de la Oposición", les decía, desairada.
Ahora siente nuevamente que el Grupo ya eligió a otros. Ella lo dijo anoche, ante los robóticos Bonelli y Alfano (miedosos de cruzarla o bien dándose cuenta de que sus dardos no eran para ellos sino para sus jefes): "Eligieron a Macri y Massa. Hay mucha plata de por medio".
Pidió un trato de señora, a la que no se le puede pedir un show como el de Cirio e Insaurralde en lo de Tinelli. "¿Ustedes me van a venir a hablar de escándalo cuando traen gatos a los programas?", les espetó.
Por supuesto que a este corazón sensible, nuevamente ultrajado por el mecanismo de que Lilita les es útil para horadar pero no luego para votar, Lilita lo rodea con su creencia de que el Pueblo Argentino (como le llama ella) la quiere aunque la rechace consuetudinariamente desde hace 7 años. A lo sumo, le quedan sus chicas de la Recoleta porteña, que le permitieron renovar la banca en 2013 y no quedarse sin obra social.
Entusiasmada por la cerrada defensa que hizo de ella su amigo Joaquín Morales Solá en La Nación, le faltaba Clarín, siempre más distante con ella cuando siente que deben salir a encolumnarse detrás de ella. "Estoy creciendo en las encuestas", les vendió, como años anteriores, cuando luego llegó el lapidario 1,8% que la hizo decir que se retiraba de la política y prometer el camisón y las chancletas.
"No soy culpable de que la gente me quiera. No lo puedo evitar. No me peguen", dramatizó, dueña del sueño único de ser la guiadora moral de ese Pueblo esquivo, que ama verla en tv pero no en posiciones ejecutivas, que se divierte con sus puestas en escena (como la del lunes) pero teme que alguna vez por alguna confabulación planetaria sea quien tenga las riendas del país.
Las internas del FAUNEN son sólo una excusa de este nuevo reclamo de Lilita al Gigante multimedial. Quizás le propuso alguna jugada para los próximos meses, tan arriesgada como aquel fracaso político que fue no aprobarle el Presupuesto a CFK en 2010. Meses después, su tan odiada Cristina le sacaba a ella 52 puntos de diferencia.
"Soy la única que salió a defender a los hermanos Noble. Pero me costó muchos votos", mendigó al final, al borde de las lágrimas, luego de impostar que ella odia las mezquindades y las mediocridades.
Otra vez siente que no la eligieron. El karma de Lilita.
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