La Nación y un golpe al corazón del cacerolismo lanatiano duro.
El fiscal puro y honesto, José María Campagnoli, se reunió con la perseguidora de fiscales puros y honestos, Alejandra Gils Carbó.
Y además, llegaron a un acuerdo.
"Esa reunión, que los dos mantuvieron en estricta reserva, fue el inicio de una tregua. Sucedió hace dos semanas, después de que el Tribunal de Enjuiciamiento, por cuatro votos contra tres, le permitió a Campagnoli volver a su fiscalía. No obstante, el jury en su contra -promovido por la propia Gils Carbó- no se terminó. El proceso está suspendido, frenado por recusaciones cruzadas, pero ninguna de las partes parece apurada por destrabarlo. El caso se enfrió.
El promotor del encuentro fue Campagnoli. Necesitaba recuperar a sus empleados de la fiscalía de Saavedra, que habían sido trasladados por la procuradora. Sólo ella se los podía devolver. Después de la reunión, lo hizo.
Gils Carbó también se llevó algo. Campagnoli le dijo que no pretendía usar el jury para lanzarse a la política; que tenía ofertas, pero que sólo quería ser fiscal (mensaje que cayó muy bien en el kirchnerismo); que su objetivo no era destrozarla, sino defenderse.
Los dos se desconfían, pero, como una suerte de prueba de buena fe, cumplieron con un primer pacto implícito: ninguno hizo público su encuentro. Rara vez un secreto así dura tanto tiempo sin viralizarse por los pasillos de los tribunales. Tampoco volvieron a atacarse y Campagnoli mantuvo desde entonces un muy bajo perfil.
El reencuentro, que empezó muy tenso, fue en las oficinas de la Procuración de Perón 667, donde Gils Carbó mudó su despacho cuando decidió abandonar el histórico petit hotel de la calle Guido. Discutieron cerca de una hora, pero ninguno de los dos hizo mención del futuro del jury, aseguran testigos indirectos del encuentro.
Ante la consulta de La Nacion, tanto en la Procuración como en la fiscalía confirmaron que el encuentro existió, pero se negaron a dar detalles. Gils Carbó no hizo declaraciones. Campagnoli se limitó a decir: "Durante todos estos meses peleé para volver a mi fiscalía. Ahora, estoy acá, y en esta estructura la procuradora es la cabeza. Mi principal preocupación es que me devuelvan a la gente, y eso está ocurriendo".
Si antes del 24 de octubre no hay una sentencia, el jury contra Campagnoli caerá. A estas alturas, y después de muchos meses de altísima beligerancia, son varios los que parecen preferir que este juicio político muera solo, que se evapore, se olvide. Sobre todo, si dura la tregua entre denunciante y denunciado".
sábado, 16 de agosto de 2014
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