Entre otros clichés que pone a disposición de sus legisladores y dirigentes para que, luego de unas horas de dudas anoche después de la cadena de la Yegua, hoy sí puedan salir con todo a oponerse, aclarando que jamás estarían del lado de los buitres.
Y les pide que resistan. Que no se dejen encerrar por la dicotomía "Patria o buitres" (¡denle play a ese video!).
Desde acá sugerimos una que puede servirles para ganarle una discusión a Brancatelli: "Oyarbide o Griesa".
Edu van der kooy (Clarín): "Tantos bamboleos, en corto tiempo, podrían estar denotando varias cosas. Que el Gobierno viene improvisando a medida que la situación económica interna y financiera internacional se complica.
Que el Gobierno estaría además dispuesto a aceptar el riesgo de desacato, al desconocer el fallo adverso bajo una legislación aceptada previamente. Más allá del destino que tenga la nueva iniciativa presidencial, se abrirían por ahora muchas más dudas que certezas sobre las posibilidades de reconciliación de la Argentina con el mundo político y financiero.
¿Aceptarían los bonistas – voluntamiente, como recalcó Cristina– cobrar bajo la jurisdicción argentina? ¿Podrán hacerlo con garantías y seguridades, como se propone, a través del Banco Nación? ¿Por qué razón los buitres admitirían ingresar ahora en el canje con una sentencia muy beneficiosa a su favor? ¿Podrá revocar el Congreso, sin consecuencias legales para el país, el poder al Banco de Nueva York que atesora los fondos para los bonistas pero no los puede girar por el fallo de Griesa?
Ninguno de esos interrogantes encontraría ya una respuesta. Lo único que asoma claro sería la determinación de la Presidenta de dejar el conflicto con los fondos buitre como eje de esta transición. Aunque ese combate arroje un manto de sombra sobre el declinante desenvolvimiento económico y social".
Joaco (La Nación): "Anoche, casi al borde de las lágrimas, Cristina Kirchner contó cómo piensa huir teóricamente del default. Una contradicción evidente se deslizaba entre palabras y gestos. No quiere ser la autora de otra cesación de pagos argentina, pero al mismo tiempo tomó la decisión de no obedecer a la justicia norteamericana. Se meció entre la necesidad política y el relato épico, y pocas veces las dos cosas son conciliables. Su propuesta de cambiar el lugar de pago a los bonistas que aceptaron los canjes de 2005 y 2010 (y remover como agente al Bank of New York) es, objetivamente, un paso atrás de la Presidenta.
Un intento de acomodar la continuidad de los pagos y la preservación del discurso. La experiencia es insólita, no tiene precedentes, y, por lo tanto, el pronóstico de su resultado debe ser escéptico.
Es mejor, sin duda, que haya anunciado que los dólares de los bonistas serán depositados en un fideicomiso a que se haya dedicado a despilfarrar los dólares.
Cristina Kirchner decidió huir del default cuando el país ya está en default. El anuncio subyacente de anoche consiste también en que ella entregará el país, dentro de un año y cuatro meses, con el problema de la deuda pública sin resolver. Lo vapuleó al juez Griesa desde el principio hasta el final de su discurso. Señal de que no piensa negociar ni con el juez ni con los bonistas. Tema concluido para ella.
Primero, Timerman desconoció la jurisdicción de la justicia de Nueva York y, más tarde, ayer mismo, la Presidenta anunció que directamente la desobedecerá. Ése es, tal vez, el corazón de una decisión política clave: irse como una líder nacionalista y popular y dejarle a su sucesor los problemas que nunca resolvió".
La vocera del Departamento de Estado de Clarín: "Con el proyecto de ley anunciado ayer por la Presidenta, Argentina volvió a transgredir el fallo del juez Thomas Griesa, a quien le resultara ahora muy difícil no declarar al país en desacato.
Los fondos buitre ya han dicho en múltiples ocasiones que si Argentina propusiera un cambio de jurisdicción para el pago de los tenedores de bonos que ingresaron en el canje de 2005 y 2010, pedirán que sea declarada en desacato".
Oviedo (La Nación): "La Presidenta propone medidas extremas muy riesgosas que podrían llevar a la Argentina al default incluso de su deuda ya reestructurada y generar una situación caótica y tan imprevisible como innecesaria. Cambiar la jurisdicción de pago no sólo afecta mucho los contratos, sino que será inaceptable -por voluntad o hasta por legislación- para muchos bonistas y significará un desacato absoluto a una sentencia norteamericana.
Si los bonistas que están cobrando no aceptaran las nuevas condiciones podrían declarar el default y pedir la "aceleración" de los bonos. Es decir, que les paguen todo, ahora.
La esperanza del éxito parece exigua, pero tal vez la Presidenta apuesta a arrinconar a la oposición con el lema "Patria o buitres"".
El diario del Colo: "Cristina eligió la hora del prime time televisivo para ensayar el salto al vacío más complejo de sus siete años de gestión. En vez de sentarse a ver Guapas en Canal 13 o la recién estrenada Viuda e Hijas de Rockn Roll en Telefé, los argentinos se encontraron anoche con la sorpresa de un discurso de 45 minutos pregrabado en el que la Presidenta anunció el envío al Congreso de un proyecto para el cambio de jurisdicción de la deuda reestructurada en 2005 y en 2010. Ni siquiera los párrafos emocionados de los últimos minutos o alguna lágrima que se dejó ver en cadena nacional pudieron modificar la densidad de una cuestión que merecía otro contexto, otra profundidad y otra vía de comunicación.
La imagen de un Congreso aprobando entre aplausos una ley que obligará a los acreedores a cambiar el cobro de sus bonos en el Banco de Nueva York por otros a cobrarse en la ventanilla incierta del Banco Nación Fideicomisos conducirá inevitablemente a la esfinge de Adolfo Rodríguez Saá. El presidente efímero que resistió siete días hasta que los cacerolazos y el peronismo lo expulsaron de la Casa Rosada. Aquella ovación que acompañó a la Argentina por el tobogán del default es la pesadilla que los legisladores del país adolescente deben evitar".
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