Conferencia de prensa donde iguala a Chávez con Hitler (minuto 16 del video).
Seminario de la Fundación Libertad (del cual participa nuestra Patricia Bullrich).
Nota en CNN En Español donde se queja porque América Latina no apoya a los violentos opositores venezolanos.
El “manual” de la desestabilización política en nuestra región ha seguido algunos parámetros determinados, tal como lo ha ilustrado el propio Gene Sharp, entre ellos la denuncia de la ausencia de libertad de prensa y el rechazo a una supuesta “única voz”, que estaría constituida, precisamente, por los gobiernos posneoliberales –quienes se arrogarían, según esta perspectiva, la potestad de ser la única opción comunicacional-. El dato no es casual: han sido estos gobiernos los que impulsaron precisamente legislaciones que han ampliado –y no disminuido- el acceso a la generación de medios de comunicación populares, en detrimento de diversos monopolios informativos privados. Son estos medios masivos, entonces, los que bajo un pretexto de “ausencia de libertad de prensa” siguen pujando por mantener –o incluso ampliar- la concentración mediática que tienen, intentando “no perder” los privilegios conquistados durante las administraciones neoliberales.
¿Cómo es el “mapa de medios” de Venezuela hoy? 65% medios privados, 31% medios comunitarios, y sólo 3% de medios estatales, según informó recientemente el analista Luis Britto García, un reconocido estudioso del tema, referencia en el ámbito nacional e internacional. Son estos fríos –y sólidos- datos los que rebaten velozmente el argumento de una concentración mediática “monstruosa” en manos del Ejecutivo. De esto, vaya a saber si por falta de información o simplemente para ocultar una realidad, Vargas Llosa no ha dicho nada durante su paso por Caracas.
Es indudable a esta altura que las fuerzas conservadoras de la región han cambiado el discurso, y tras un velo de “novedad” -y a veces hasta “apolítica”-, apuntan a intentar frenar el proceso de cambios abierto por distintos gobiernos de orden posneoliberal. El discurso pronunciado por Vargas Llosa en el evento es interesante para analizar: allí, tras denunciar un supuesto “anacronismo radical” por parte del gobierno de Maduro, el escritor peruano advirtió que “hay una peste que se puede extender por la región (…) La utopía estatista tiende a ser expansiva”. Es decir: de ese pensamiento se deduce que la política “novedosa” que nos brindaría la libertad es una masiva liberalización comercial, frente a una supuesta concentración estatal que es, de acuerdo a esta lógica de razonamiento, “ineficiente”.
¿No ha experimentado ya América Latina las consecuencias de una amplia política de liberalización comercial, durante la década del 90´, que vino acompañada de una oleada de reformas estatales, privatización de servicios públicos y aumento de desempleo en la mayor parte de nuestros países? ¿Hay algo más “anacrónico” que creer en las supuestas bondades de la “teoría del derrame”, criticada por Francisco por no haber sido demostrada en los hechos -tal como afirmó el primer Papa latinoamericano en su Exhortación Apostólica-?
Los conceptos de “futuro” y “libertad”, que pomposamente ha utilizado Cedice para el evento, no son el problema; el problema es si ese “futuro” y esa “libertad” están pensados para las mayorías populares de nuestros países, o sólo para aquellas elites que quieren volver a ejercer su pleno dominio sobre todas las área de la vida social, económica y política de la región, tal como hicieron en la década del 90´. Vargas Llosa, de acuerdo a sus constantes diatribas en contra de los gobiernos posneoliberales, y a su participación en este tipo de eventos, se inclina con claridad por esta segunda –y anacrónica- opción".
0 comentarios:
Publicar un comentario