jueves, 29 de noviembre de 2012

La última antagonista anti K: la cúpula católica

"Señalamos la parcialidad epistémica del par conceptual democracia/ antidemocracia para analizar y entender la particularidad de la relación Iglesia, simbolismo religioso y peronismo, intentando concebir la especificidad del peronismo. En efecto, el peronismo no puede ser simplemente reducido como prolongación de un producto mítico religioso del cual abreva, pero que al mismo momento se desprende. El esquema dicotómico de la tradición liberal entre democracia y antidemocracia nos daría una visión sobre tal movimiento político muy pobre e imprecisa.
En este sentido, se puede formular una crítica general a los aportes “leídos” por su omisión recurrente de las transmutaciones fácticas que ocasionó el peronismo en la vida social, a partir de un fuerte desarrollo productivo del país que incluyó el despegue tanto de la burguesía industrial como del naciente proletariado, imponiendo en el plano político un modelo de participación movimientista que modifica las condiciones clásicas de la representación democrática.
Creemos, en este sentido, que la intervención de Caimari es válida en tanto que posibilita visualizar la “particularidad religiosa” del peronismo. La tesis es fuerte y supone que en la tradición judeocristiana el peronismo intenta fijar las bases para la creación de una Iglesia Nacional Cristiano‐ Peronista. No obstante, entronizar el concepto de «Iglesia nacional» para explicar el peronismo oponiéndolo de plano a los antecedentes del catolicismo nacional, como sostiene Roberto Bosca, nos puede llevar a eludir la lucha simbólica que en el campo religioso y católico se llevó adelante muy marcadamente desde los años cuarenta. Más allá de cómo se los peronista” no debe simplemente reducirse a la intencionalidad política de Perón, a la sola propaganda oficial evitista, ni a la ascendente presencia de Méndez San Martín en la esfera del gobierno. Muy distinto es concebir ese surgimiento como una transformación inconsciente de la condición simbólica de la representación de lo social, lo religioso, y lo nacional. A partir de una inversión simétrica del sistema clasificatorio católico tradicional, la síntesis religiosa apunta a un emergente esquema de oposiciones binarias desde el cual se podía construir una organización económica independiente, un capitalismo argentino, o como sugeriría el movimiento de liberación nacional arraigado al peronismo una década después del golpe del ’55, decidida y contundentemente, un socialismo nacional.
(...) Si se admite que la idea de la Nación católica como sinónimo de ser nacional es correcta,
debe realizarse ese reconocimiento solamente aclarando que la significación del mito es múltiple y transversal, y convergen en él una pluralidad de actores sociales y políticos de gran envergadura. Así, se podrá entender que el peronismo ofrece un mito particular de la Nación católica: el que expresa que la esencia de la nacionalidad no se encuentra sólo en el catolicismo sino además en el peronismo.
El cristianismo peronista, con esta salvedad que tantas disputas generó por dentro y por fuera del campo religioso, puede ser así entendido dentro de la tradición católica, pero de una catolicismo político práctico y crítico de las mediaciones clericales.
Igualmente no se debe naturalizar la idea de Iglesia nacional. Además de pensar que la instrumentalización de la vida religiosa por parte del poder político puede ser una política de Estado, aún sin llegar al caso de una nacionalización y estatización de los ámbitos confesionales, es vital aprender que las disputas religiosas que enfrentaban al peronismo con el catolicismo eran llevadas adelante por grupos heterogéneos del catolicismo y del peronismo. Incluso, estas afinidades transversales existentes (tales católicos con tales peronistas versus otros católicos/peronistas) nos hacen precaver de la diversidad de luchas simbólicas que ha padecido Argentina desde la segunda mitad del siglo XX.
Como se ha afirmado con notable lucidez: “Analizar entonces las relaciones múltiples y complejas entre el catolicismo y el peronismo, entre los catolicismos y los peronismos (subrayamos el plural frente a estudios “reduccionistas”) es dar cuenta de las posibles relaciones que en un determinado momento se dan entre opciones religiosas y opciones políticas; entre legitimidades simbólicas y legitimidades sociales; entre diversos actores como el político y el religioso que buscan “monopolizar” su campo (y por ende poseer el poder de nominación legítimo) para a partir de allí, establecer nuevos y renovados vínculos entre ellos” (Mallimaci, F., 2001: 216)".

Cucchetti, Humberto. Algunas lecturas sobre la relación iglesia/ peronismo (1943–1955): entre el mito de la ʺnación católicaʺ y la ʺiglesia nacionalʺ. Revista Confluencia. Año 1. Número 1. 2003. Mendoza. Disponible aquí


Caceroleo cupular

1 comentarios:

Luca dijo...

¡PLURAL K VIENE POR TODO!
Luis Grynwald responde a Sergio Szpolski, a Héctor Timerman y finalmente a Cristina.
¡PARA UNA AMIA INDEPENDIENTE ya sabés que lista NO podés votar!
¡Ya nos entregaron con Irán! Tenés otras tres listas para votar

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