-Usted dice que frente a los capitales anónimos ya no se encuentra el hombre explotado sino el hombre endeudado...
-Sobre ese tema, escribimos junto con Michael Hardt un librito que se titula Declaration y que salió en formato e-book, en el que intentamos abordar esta crisis de la deuda, que es en realidad una crisis del hombre endeudado, pero que también puede extenderse al hombre mediatizado, al hombre asegurado y al hombre representado. Son las cuatro manifestaciones más importantes de la alienación en el presente. El hombre endeudado no es simplemente el hombre explotado. Es producto de una situación en la que su salario ya no se corresponde con una medida específica, y así es reducido a una especie de servidumbre por las deudas. Se lo obliga a pagar con trabajo ese crédito otorgado por capitales internacionales que no se sabe dónde están. Esta captación del valor específico del trabajo es lo que se ha modificado, porque ya no es el trabajo de la fábrica, es un trabajo social, lingüístico, cognitivo...
-Pero todavía estamos en una etapa de transición entre una forma de trabajo y otra.
-Sí, claro, es dentro de esta transición donde se inserta la crisis. La forma más fácil de explicar la crisis es la permanencia de antiguas relaciones de producción frente a las modificaciones de los sujetos productivos. Se modifican los sujetos pero el sistema sigue siendo el mismo. Eso fue el primer momento de la crisis. Ahora, la crisis es distinta. Es una explotación masiva, sin medida, de una fuerza laboral nueva. El sistema financiero se adecua al trabajo cognitivo, el sistema financiero no es parasitario, es el capital hoy. Estamos en una situación completamente nueva que exige una respuesta social e intelectual a escala mundial, una respuesta fuerte, una respuesta que sea capaz de reorganizar de manera justa este mundo".
Fuente
"La multitud buena es la que lucha por el bien común;
la multitud mala es la que lucha por la propiedad privada"
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