Luego del incidente del 2009 que refleja el video -en el marco de la discusión de la Ley de Medios-, ahora Ernestino, con vistas a la aplicación definitiva de dicha ley el 7 de diciembre, se despacha con todo su arsenal de descalificaciones y agravios en una ¿cómo llamarla?, bueno, "columna" en Veintitrés de esta semana.
Acá va sólo un pasaje: "El próximo párrafo tiene algunas palabras que no deberían publicarse. Pero, como están las cosas, ¿qué más da? Si todos se dicen de todo, no escatimemos. A usted le molesta un compañero de trabajo, aplique el método Boudou, Díaz Pérez, Fernández, Moyano, Kirchner: dígale que es un hijo de remil putas. Es posible que él le responda que más puta será su madre. Y que usted le recomiende que se vaya a la concha de la lora. Y quizá terminen a las piñas, preguntándose qué pasó si hasta ayer todo andaba más o menos bien.
Pero lo importante es decir lo que uno piensa. Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera.
En serio lo digo. Hay que ser bravucón, porque si no te pasan por encima".
Esta ¿cómo llamarla?, bueno, "columna de opinión" se inscribe dentro de un contexto periodístico nervioso que ya marcábamos durante estas semanas, con Raffo, en Perfil, como exponente máximo de personajes sabedores de que su forma de ver el mundo y su mentira de la objetividad y la independencia ya murieron, aplastadas por nuevos aires comunicacionales suprakirchneristas, inconvenientes para los negocios de las empresas para las cuales trabajan.
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