"- ¿Tuviste problemas en la dictadura militar? ¿Militaste en algún partido?
- No, en realidad mi militancia fue estudiantil. Yo estuve muy cerca de todo lo que tenía que ver con los centros de estudiantes clandestinos que había en ese tiempo. Es decir, hacíamos campeonatos de fútbol internos o de ajedrez o lo que fuera y recaudábamos unos pesos para poder hacer apuntes para los estudiantes, organizábamos las peñas del Día del Estudiante y todo tenía que ver con Franja Morada, con Juventud Peronista, con los grupos de base un poco más de izquierda, era una época muy pero muy difícil; la verdad es que pegó en el palo. Yo he tenido amigos que fueron a mi casa a ver un partido de fútbol por televisión y, al otro día, no los vi más y yo sé que eran incapaces de matar un gorrión; la persecución ideológica fue terrible... Nosotros tuvimos algún allanamiento de departamento, vivíamos seis pero ninguno militaba, lo que sí hemos tenido muchos amigos que militaban, algunos desaparecieron, otros por suerte, no. No hay que olvidarse de ese tiempo, si bien ahora las libertades, sobre todo por parte de los políticos, están mal usadas por lo que nos pasa, pero en aquel tiempo no había ninguna libertad ni para bien usarla ni para mal usarla, no había ninguna. Y Córdoba, La Plata, Rosario eran lugares muy difíciles para estudiar y para vivir. Porque, quien más, quien menos, por más que se lavara las manos tenía un compañero sentado al lado que a lo mejor era de alguna agrupación política.
- ¿Qué opinás de la Presidenta?
- Yo lo que creo es que estamos viviendo un período impresentable en la sociedad respecto a que no hay intermedios. A mí no me gustan los hombres grises, a las personas grises no les creo, me gusta la gente que te mira de frente, que te dice blanco o negro. Pero los temas tienen grises, si los temas no tienen grises caemos en la falta del debate. Si vos me decís: “Yo odio a Cristina”, y yo te digo: “Yo amo a Cristina” o viceversa, no podemos hablar más. Yo creo que este Gobierno tiene cosas buenas, desde la educación, desde la cultura, desde las posibilidades que le ha otorgado a la gente que menos tiene. Y tiene equivocaciones propias de la forma de hacer política de la Argentina, que tienen que ver con la corrupción, con unos cuantos funcionarios impresentables. Y en ese tire y afloje me ocurre lo mismo, pienso lo mismo -porque me lo vas a preguntar- de lo que es la oposición, sólo que no sé cuál es la oposición. A mí me pasa que yo creo que Cristina, Cristina, no el Gobierno, está muy personalizado el Gobierno, no sé qué nos va a pasar cuando no esté Cristina, no porque yo la adore, sino que digo que está muy personalizado el Gobierno y la oposición no sé quién es... ¿Quién es la oposición, Clarín, el campo, los radicales? Y cuando en un país, sin ser oficialista, no sé cuál es la oposición, me preocupo. A mí me parece que los países tienen que tener oficialismo y oposición, y la oposición tiene que ser control al Gobierno, control hasta que haya un arreglo. No podés tener sindicalistas que hoy son K y mañana no son más K porque no les conviene más. Los sindicalistas argentinos son los sindicalistas más ricos del mundo, no he visto sindicalistas laburar en el sindicato que ellos dicen representar. No he visto a tal siendo mozo o a tal manejando un camión, no lo he visto. Me parece que son burócratas. Y cuando todo eso ocurre se pierde la oposición. A mí me parece que Argentina, en cualquier gobierno que hayamos tenido, pero sobre todo en éste, donde no hay más intermedios, la oposición es necesaria y yo no la veo. No la veo...
- ¿De qué temas hablás en los asados con tus amigos?
- ¡De minas! (Se ríe) No, de mujeres hablamos porque nos gustan las mujeres. Hablamos mucho de política y es bueno que me lo preguntes, porque yo he notado que hemos perdido la capacidad de debate entre mis amigos también. Insisto: yo no soy K, pero no soy anti K. Y observo entre mis amigos que antes discurríamos sobre River y Boca, sobre peronistas y radicales, sobre izquierda y derecha, sobre ateos y cristianos, sobre judíos y árabes, y cuando hablamos hoy surgen dos frases y se arma una pelea. Y es muy malo que nos pase eso, si encima le agregamos que en muchas mesas de amigos hay un televisor prendido y la gente en lugar de hablar está viendo las colas que se ven en Tinelli o un partido de fútbol, entonces no charlamos. Hemos perdido la capacidad de charla, me parece a mí.
- ¿En Buenos Aires tenés muchos amigos, tenés como otra vida allá?
- No, otra vida no, pero tengo compañeros, sobre todo los que tuve en la última etapa de Radio Continental, cuatro o cinco pero de fierro: Román Iutch, Alejandro Apo, Jorge Arcapalo, el mismo Víctor Hugo, gente que quiero mucho, que me dejó muy marcado, fueron años muy lindos para mí esos.
- ¿Qué opinás de la postura que tiene Víctor Hugo ahora en su programa?
- Es lo que yo te digo, es su postura. Es muy difícil juzgar a una persona, él cree que el Gobierno hace las cosas bien. El, por ejemplo, en las retenciones defendió al campo, y después cuando llegó la Ley de Medios se embarca a favor de la postura del Gobierno. Son posturas y yo no puedo odiar a alguien por su postura, Víctor Hugo es más que la postura que pueda tener con la política, Víctor Hugo es un extraordinario comunicador social, no hablemos de fútbol porque es un gran relator, pero sería lo de menos en este caso, es un hombre que en su programa presenta música, cultura, debate, me parece que juzgarlo tan tajantemente es muy injusto. Yo no lo juzgo, y no estoy de acuerdo en todo con él, lo aclaro, pero supongo que él no estará de acuerdo en todo conmigo, aunque yo sea mucho menos que él desde el punto de vista de la comunicación. Pero me parece que ahí está la cuestión: saber tomar, es decir, no podemos creer que Lanata es Dios de un día para el otro y a él no se lo juzga, o a Magdalena, tampoco los juzgo a ellos. Lo que a mí me preocupa es que la gente repita lo que un comunicador le dice como si fuera una sentencia, o un dogma, o una Biblia, la gente tiene que razonar un poco más. Si Víctor Hugo dice: “Cristina es la mina más linda del mundo” y Lanata dice: “Cristina es la mina más fea del mundo”, no tenemos por qué salir a decir una u otra cosa sin analizar un poquito, a lo mejor tiene los ojos lindos y la nariz fea, ¡qué sé yo! La gente repite, absorbe cosas y las repite y no las analiza, me parece que hubo un tiempo en que analizábamos más las cosas".
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lunes, 30 de julio de 2012
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