"Volvimos a fracasar con un diario, en este caso el diario Libre, que lanzamos el 2 de mayo del año pasado y no pudo encontrar su público.
Entre múltiples causas, aconteció que el sindicato de canillitas no permitió venderlo a la mitad del precio de los diarios de clase media, como sucede en todos los países del mundo con los diarios populares; y el mismo día que apareció Libre, el Grupo Clarín lanzó otro diario popular: Muy; caso prácticamente único en el mundo en el que aparecieron dos diarios nuevos en la misma fecha.
Pero escudarse en acciones de los demás para justificar las propias derrotas no es completamente justo. Nosotros cometimos nuestros propios errores trasladando modelos editoriales adecuados para otros países que, ahora queda probado, no son viables en Argentina. Sobreestimamos la cantidad de compradores nuevos que se podía generar. Y nos salió un diario cuyo contenido le resultaba más atractivo a una clase social más alta que a aquella a la que originalmente estaba destinado. Quizás allí se justifique la enorme repercusión que las notas de Libre tenían en medios audiovisuales y redes sociales, que no se correspondía con las bajas ventas de ejemplares.
En síntesis, no nos salió bien y anteayer, el jueves 9, se editó el último ejemplar del diario Libre en su formato original. Vale, en estas líneas de despedida, el reconocimiento a su redacción, que ninguna responsabilidad tiene en esta frustración y que ha producido una acumulación de primicias superior a la de los diarios tradicionales".
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¿Por qué cómoda? Porque es más fácil hablar de problemas logísticos, empresariales y de formato para soslayar el carácter de cloaca que imperaba en la mayoría de las tapas del diario. No es de caballeros (rol en el que habitualmente le gusta jugar a Fontevecchia) hacerse el distraído con la sanción social.
Otra vez Caputo, otra vez...
Hace 40 minutos
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