viernes, 3 de febrero de 2012

El clima en la redacción de Clarín y los enredos de Rendo

"Rendo, interpretando el pensamiento profundo de Magnetto– o, mejor dicho, creyendo que lo interpretaba– avanzó en su cruzada más audaz: intentar doblarle la mano a Néstor Kirchner. Buscando imponerle miedo a través de las tapas de Clarín.
¿Era Magnetto o era Rendo el que bajaba la línea para que más del 80 por ciento de las tapas del diario estuviera dirigida a colisionar contra el gobierno kirchnerista en los últimos tres años?
En la actual redacción, hay por lo menos dos grupos bien diferenciados entre editores y redactores de primera línea. Y cada uno a su turno, responsabiliza a Rendo por la ruidosa caídas en las ventas y en la credibilidad del diario.
1) Los “Históricos”, que sienten una frustración personal muy alta, porque saben que se hizo realidad la premonición de Néstor Kirchner en tiempos de la 125, cuando dijo que Clarín “no hacía periodismo, sino la defensa corporativa de sus intereses económicos”. En la sección Deportes, por ejemplo, los “Históricos” no soportan que durante casi una década se hayan tenido que “tragar” sin publicar notas contra Julio Grondona y hoy el presidente de la AFA sea un enemigo al que hay que castigar sí o sí. En la sección de Investigaciones, el resquemor con la camada de jóvenes periodistas que ingresaron entre finales de 2010 y 2011 es cada vez más alto. La tensión es casi insoportable, ya que los acusan de ser funcionales a la fiebre anti K que baja Rendo a través de la mano dura de Carlos Roa.
2) Los “Profesionales a ultranza”, que sienten que las directivas surgidas de la oficina de Rendo, unidireccionales en el castigo sistemático al gobierno de Cristina, los deja sin el capital más valioso: su credibilidad periodística. Al tiempo que advierten que la caída en la ventas terminará en una crisis de despidos.
Las peleas abiertas de Rendo con Marcela Noble, que lo acusa de haberla embarcado en una guerra demencial que terminó ventilando a toda la sociedad argentina la cuestión de su identidad personal, es quizás la más preocupante. La heredera del holding se siente violada en su derecho a la intimidad y responsabiliza a Jorge Rendo con nombre y apellido, por no haber sabido manejar con “sensatez y cordura” una cuestión tan sensible. Cada foto que aparece en los medios, cada declaración pública, cada llamado del juzgado, revive en Marcela el desprecio que siente por Rendo y el manejo a su juicio “irracional” que se hizo de su tema personal.
Sólo apenas un escalón por debajo viene el estallido de ira de José Aranda. “Tu pelea estúpida con los del Grupo Veintitrés me hizo perder una sociedad con Soros (George) y un negocio de quinientos palos verdes”, dicen que le soltó en uno de sus arranques, que también son un tiro por elevación hacia Magnetto.
En noviembre del año pasado, George Soros puso punto final a lo que podría haber sido una multimillonaria inversión y un negocio “redondo” para todo el Grupo Clarín. Ambos grupos habían formado una UTE para impulsar el proyecto Ayuí Grande, en Corrientes, para producir alimentos por medio de la construcción de una represa ubicada sobre el arroyo del mismo nombre.
Algo olió mal para Soros y su imperio, que prefirió desistir de la UTE. Ahí fue cuando estalló la ira de Aranda, aunque él tiene claro que por más “juego propio” que tenga Rendo, no haría nada sin el aval de Magnetto. En ese punto, es uno de los pocos dentro del diario que no hace leña del árbol caído con la hoy devaluada figura de Rendo. Aranda no pierde de vista que si bien muchas decisiones estratégicas erradas las tomó Rendo, en especial cuando Magnetto estaba concentrado en recuperar su salud, fue el CEO del Grupo que siempre lo dejó “hacer”.
Por ejemplo, el estrepitoso fracaso de la estrategia anti-ley de Servicios Audiovisuales, que pergeñó y llevó adelante Rendo con una veintena de diputados de la oposición en la Cámara de Diputados, a la mirada de Aranda no sólo debería ser cargado a la mochila de éste, sino que debería ser compartido con Magnetto, quien ya por ese entonces había logrado atravesar lo peor de su enfermedad.
El temor profundo, hoy, para Jorge Rendo, pasa por vigilar de cerca el destino de una causa radicada en un juzgado federal del Sur del Conurbano bonaerense. Allí aparece mencionado, por lo menos en una treintena de veces, en escuchas a jueces, políticos y periodistas (incluso del propio Clarín). Y Rendo sabe que de esa investigación sólo se puede salir herido, en el mejor de los casos".
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