martes, 24 de julio de 2012

¡Yo he visto a Pepito criticar a Mauricio!

¡Por fin se dicidió! Luego de dar vueltas y vueltas, y sólo escribir sobre la Reina y su séquito que lo saca, a lo sumo alguna columnita para apretar a los familiares de víctimas de la AMIA o hacerle propaganda al Mossad israelí, ¡finalmente Eliaschev tomó coraje y con la excusa de las infracciones de los más débiles le pega a Macri! No deja de nombrar al gobierno nacional aunque esté hablando de la CABA. Pero bueno, algo es algo, ¡gata floros!
"Todo este escenario de infracciones seriales descansa sobre un espeso aparato de justificaciones "sociales". El amparo judicial, convertido en industria de alto lucro, y la ostensible beligerancia del Poder Ejecutivo Nacional para con todo lo que hagan o planifiquen las autoridades del gobierno de la ciudad, configuran una auténtica maquinaria de bloqueo a la vigencia de la ley".
No, no, paren. No se desanimen. Este párrafo excusatorio hacia los globos del PRO es como un aperitivo, rémora de la matriz macrista que tiene a Pepe como rehén desde hace años. Todavía recuerdo su blog en Perfil, donde nunca escribió una columna en contra de Mauricio, ni en los días de aquellas inundaciones que azotaron a la capital argentina. Bueno, sigamos. Ahí viene, ahí viene.
"Mientras que las grúas de las empresas acarreadoras de autos mal estacionados no dejan títere con cabeza, hay sectores exentos, uno de los fracasos más ruidosos de la administración de Mauricio Macri". ¿Vieron?
Y cerramos a lo grande. ¡Vamo', Pepito!
"Si todo esto sucede en el marco contenedor de la permisividad militante auspiciada fríamente por el gobierno nacional, las autoridades porteñas no están exentas de fuertes responsabilidades. Mil seiscientos días después de haber asumido como jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires con el 61% de los votos, Mauricio Macri se muestra entrampado y lento en muchas cuestiones en las que no avanza por culpa de una mala conciencia sugestiva. Es como si en Bolívar 1 hubiera surtido efecto anestesiante la cotidiana artillería seudoprogresista, según la cual la ley "de los ricos" no puede ser aplicada a los pobres. Macri no siempre ha conseguido o ha sabido llevar adelante en este aspecto una agenda de gestión apoyada sobre un precepto central: sólo la ley y las normas aplicadas a rajatabla aseguran equidad y justicia. Violarlas o suspender su vigencia desde un "buenismo" supuestamente solidario sólo consigue perpetuar un paternalismo prebendario y esencialmente reaccionario. Si no hay ley para todos, no hay ley para nadie".
¡¡¡Y pegue, y pegue; y pegue, Pepe, pegue!!!

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