viernes, 8 de marzo de 2013

Los líderes populares y las clases medias

Por Enrique Juan Box

"Primero definamos líder popular, porque no necesariamente se trata de un líder revolucionario; varios ejemplos claros surgen inmediatamente de nuestro continente: Perón, Chávez, Néstor, Evo, Lula, Correa, Dilma, Cristina.
Aunque estos líderes nunca plantearon la reforma agraria, la nacionalización de la banca ni la de los medios de producción, trazaron transformaciones sustanciales para sus países y el continente, ganándose la animosidad del poder económico internacional (léase Reserva Federal, ergo, neoliberalismo genocida).
Con escenarios de tremenda pobreza, estos líderes optaron por el desarrollo y el progreso, con la distribución equitativa de los ingresos como premisa social; para tales efectos disciplinaron las fronteras e incentivaron las pequeñas y medianas empresas, regulando la asimilación de recursos humanos, para combatir la miseria y ampliar el mercado.
Ampliar el mercado es un efecto que retroalimenta la riqueza, beneficiando a todo el sistema productivo, incluyendo a la economía más concentrada.
Esto parecería irreprochable, pero no es así. Para que la economía se motorice se debe proteger la calidad del empleo, porque en esos escenarios de tremendas miserias, la mano de obra baratita convertía a los trabajadores en neoesclavos.
Tener dos empleadas domésticas y un auto viejo en el garaje era fácil, porque las personas iban a trabajar por las sobras... Ni por la comida, por las sobras. Conseguir un ayudante o un changarín o un changarín-ayudante-medio oficial todo terreno, haciendo trabajos de oficial por dos pesos era fácil y echarlos también era fácil. Violarse a la empleada también era sencillito. Hablarles altaneros y jugarla de nobles era estimulante.
Entonces cuando llegan estos líderes, de los que son los principales beneficiarios, aunque puedan cambiar el auto, viajar, renovar el mobiliario, mejorar sustancialmente sus vidas… perdieron la condición de poder, se sienten degradados socialmente. Ya no pueden maltratar, probablemente pierdan personal doméstico y se tengan que lavar la ropa interior. Para los aspirantes a nobles este oprobio es insoportable.
Esta “incalidad” humana es la que los expone y nos permite comprender tanta necedad y berretismo expresivo, que termina invirtiendo el sentido de las palabras y de los conceptos, que dice tener miedo pero no ahorra insultos, amenazas y los peores y más bajos deseos; que es capaz de ser tan “incristiana” como para festejar ante el paso de un cortejo fúnebre y jactarse de semejante comportamiento.
No se trata de la clase media, se trata de la clase mediocre. Porque curiosamente en Argentina, no existe ninguna central empresaria que sea opositora al gobierno, a la luz del éxito de la economía argentina. Economía que ha sabido sostenerse en un mundo que se prende fuego. Estos especímenes se quejan diciendo que estamos aislados del mundo, como si estar aislados del incendio fuera malo".

1 comentarios:

Anónimo dijo...

al poder no le gusta que el pobre se saque las alpargatas!!!!

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