Lejtman: "La trayectoria de Caselli fue usada por el embajador argentino en el
Vaticano, Juan Pablo Cafiero, para lograr que el dossier sucio contra Jorge Bergoglio llegara sin escalas a las reuniones de los cardenales
que se hicieron antes del Cónclave citado para designar al sucesor de
Benedicto XVI. Caselli podía compartir sus secretos con Sodano y Sandri,
que ya estaban en una campaña personal para evitar que Bergoglio fuera
elegido Papa. Ambos cardenales ya sabían que la posible asunción de su
adversario mortal terminaba su hora de influencia en el Vaticano, y ese
destino también incluía a Cacho, que años antes intentó seducir a
Bergoglio con un pasaje a Roma en primera, que el actual Papa devolvió
roto en pedazos al lobista más oscuro de la Curia. En ese momento,
Caselli juró venganza eterna.
Cacho, el Obispo, desmintió la información publicada por este diario, y
planteó un dilema que debería ponerlo al borde de una causa por
discriminación: aseguró al diario Perfil, adonde se publicaron el sábado
sus polémicas declaraciones, que este periodista no podía escribir del
Vaticano porque no era católico. Una vuelta de tuerca al anatema
antisemita que veinte años atrás, me lanzó otro dirigente cuando
investigaba las relaciones de Menem con el narcotráfico. Es un judío
piojoso, dijo Alberto Pierri, por entonces presidente de la Cámara de
Diputados. El Inadi está en manos del Gobierno, y Menem y Caselli ahora
trabajan para la Casa Rosada. No creo que haya denuncia oficial. El
gobierno no comerá a sus escasos aliados.
En sus declaraciones, Caselli intentó desacreditar a El Cronista y a sus
periodistas. No deberían sorprender sus juicios sin valor ético y
moral. Sodano y Sandri, sus enchufes púrpuras en el Vaticano, temen que
Francisco investigue lo que ellos ocultaron siendo secretarios de Estado
de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Y Caselli, sin esos contactos, es un
cuervo que agoniza".
Gonzaléz: "Oscuro y rebuscado,
Caselli es el tipo de dirigente que menos le han aportado a nuestras
tres décadas de democracia y más daño le han hecho a la ya alicaída
imagen externa de la Argentina. Resulta penoso que tres
gobiernos (el de Carlos Menem, el de Eduardo Duhalde y ahora el de
Cristina Kirchner) hayan recurrido a los servicios de intermediación de
Caselli. Es otro de los síntomas negativos de una democracia imperfecta
que, seguramente, el influjo del nuevo Papa podrá ayudarnos a mejorar".
Mientras tanto, Luisito Investigador está enojado porque la Oposición no usa la imagen de Francisco como lo hace la DiKtadura (y en ese tren, aprovecha para elogiar a su Mauricio) y porque ya se da cuenta que la gente le va a creer el llanto de "reconciliación" de CFK ante el Papa. Y va a ganar la Yegua, otra vez: "El operativo Conversa marcha viento en popa y se acelera. En eso, supera
con amplitud a cualquier dirigente dispuesto a utilizar el mismo atajo.
El jefe de gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, bien pudo haber
utilizado el aparato de difusión del gobierno de la Ciudad para
amplificar el gesto del Papa. Francisco lo mandó a llamar, cuando
chequeó el dato de que el gobierno nacional no lo había sumado a la
comitiva oficial. Hizo que se lo pusieran enfrente incluso antes de
recibir a todos los jefes de Estado, incluida Cristina Fernández de
Kirchner. Podría haber empapelado la Ciudad de Buenos Aires y muchos de
los distritos donde está haciendo campaña para que esa imagen se
repitiera en casi toda la Argentina. Podría haber aceptado la invitación
de un programa de televisión que le propuso asistir con su esposa,
Juliana Awada y su hija Antonia, cuya ausencia le había reprochado el
Papa, con una sonrisa, después de que lo abrazó y le agradeció su
presencia. Pero así como Macri, Francisco de Narváez, Ricardo Alfonsín y
Eduardo Duhalde se quedaron paralizados frente a la avalancha de votos
que se desviaron a favor de Cristina después de su inesperada viudez,
ahora la oposición tampoco parece encontrarle la vuelta a este nuevo y
sorpresivo dato.
Si los
marketineros de la Presidenta logran que una buena parte del 40 por
ciento de los argentinos interpreten el llanto de Cristina como un nuevo
tiempo de diálogo y reconciliación, es posible que al proyecto
nacional, popular le sobre cuerda para rato. Si ese conjunto de
argentinos de pensamiento volátil es capaz de olvidar que después de
ofrecer la imagen descarnada de una mujer que necesitaba ayuda, a horas
de su último triunfo electoral la Presidenta dijo ahora vamos por todo
la culpa no será de Dios, sino de los hombres".
Volver a dar una voz a las mujeres afganas
Hace 22 minutos
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