"En momentos de crisis financiera en gran parte del planeta, Brasil, el cuarto país del mundo que recibe más inversiones, corre el riesgo de convertirse en un apetitoso objetivo de la inversión especulativa, la que a medio plazo es perjudicial. “Hemos detectado un aumento de este tipo de inversión”, apunta Miriam Belchior, ministra de Planificación de Brasil.
“En Brasil, el responsable de las grandes inversiones siempre ha sido el sector público y luego le ha acompañado la banca privada. En el momento actual la banca privada se retrae y es ahí donde debe actuar el Estado”, explica la ministra, quien destaca que el crecimiento debe producirse especialmente en infraestructuras, energía y transportes, pero también en producción de bienes mediante asociaciones entre empresas brasileñas y españolas.
Desde hace años la diplomacia brasileña es especialmente cuidadosa en no despertar el recelo de sus vecinos y socios económicos ante la evidente pujanza de su mercado y el atractivo que supone para empresas de todo el mundo. “Esa no es nuestra perspectiva. Tanto con el presidente Lula como ahora con la presidenta Dilma trabajamos para una región que ya no es solo el Mercosur, sino Unasur”, subraya Belchior en referencia a la Unión Sudamericana, constituida en 2008. “Nuestra estrategia es la de trabajar de manera cuidadosa con las asimetrías regionales. Necesitamos acelerar todavía más los intercambios en toda América del Sur no solo en comercio, sino a otros niveles, como, por ejemplo, universidades. Eso es todo lo contrario de un país haciendo la competencia a todos los demás”".
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"Hasta fines del año pasado, el gobierno de Brasil convalidó un proceso de apreciación del tipo de cambio real que beneficiaba la exportación de los productos argentinos. Al mismo tiempo condujo a la reprimarización y desindustrialización de la estructura productiva brasileña, aunque el impacto sobre los sectores populares se amortiguó a partir de política de ingresos y la inversión pública.
La “fortaleza” del real frente al dólar era el resultado del manejo de la política monetaria: el Banco Central de Brasil establecía una de las tasas de interés más altas del mundo, lo que incentiva un fuerte ingreso de capitales especulativos que presionan a la baja el valor del dólar. A pesar del éxito para contener los aumentos de precios, esa orientación afectó al crecimiento del PIB de Brasil y el comportamiento exportador industrial. En Brasil, la cuenta corriente es deficitaria. El resultado negativo ascendió entre enero y marzo hasta 12 mil millones de dólares, dos mil millones menos que el año pasado. La preservación de ese resultado negativo, por ahora, no genera problemas de financiamiento por la fuerte entrada de capitales. Además, una parte del impacto de la apreciación cambiaria sobre la estructura productiva es atenuada por las tasas subsidiadas para la exportación que ofrece el banco de desarrollo y la vigencia de los estímulos fiscales y estaduales.
Frente al escenario de crisis y desaceleración, Brasil cambió la configuración de su política macroeconómica: bajó las tasas de interés y permitió la devaluación del real, al tiempo que busca contener los aumentos de precios vía ajuste fiscal. Por ahora, esa estrategia no arroja resultados positivos en materia de crecimiento económico y empleo. La incógnita entre los funcionarios argentinos es si la devaluación del país vecino responde a la coyuntura, como sucedió en 2008-2009, cuando en un contexto de recesión global aplicó políticas similares, y luego volverá a su esquema anterior. O si se trata de un cambio en la política macroeconómica que tiene como objetivo reactivar la economía local y proteger el mercado interno aunque, todavía, no se observen resultados en ese sentido".
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viernes, 1 de junio de 2012
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