Leuco: "Con respeto institucional y responsabilidad hay que decir las cosas como son para que nadie se haga el distraído. La Presidenta exhibe con frecuencia su inestabilidad emocional. No hay que cargar las tintas sobre ella. Pero ocultar los problemas no sirve para solucionarlos. Es una mujer inteligente que viene sufriendo demasiado. No sólo por la muerte de su mentor, esposo y jefe político. También porque la medicación para afrontar la falta de tiroides la hace pasar de ciclos de alta a baja tensión y por momentos la inflamación de su rostro (como se vio cuando repudió el golpe de Estado en Paraguay) la pone de muy mal humor. Sus hijos son un dolor de cabeza. Ya es vox populi que la internación de Máximo Kirchner fue por motivos más preocupantes que los de una rodilla infectada y que la relación con su madre está sembrada de fuertes discusiones. Florencia, la hija, bajó a cero su perfil. No encuentra su lugar y tuvo que viajar a España, en pleno conflicto con Repsol, para despejarse un poco y quedar al cuidado del embajador Carlos Bettini por pedido de Cristina".
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Raffo: "Hay que buscar “conmigo no” para ver en YouTube nuestro ejemplo más reciente de cambio cultural expresado en dos minutos: el segmento del programa 6, 7, 8 en el que Beatriz Sarlo respondió a una progresión barroca de acusaciones vagas diciendo: “Conmigo no, Barone”. Fue un alivio, fue la irrupción de Steve Jones en la mente de Luis Bruschtein, fue la trompada de Hulk a Thor, fue un rayo láser pendenciero y barrial sólo comparable en la historia de la televisión argentina con lo que respondió una vez el guitarrista Gustavo Bazterrica a la periodista que lo esperaba para atormentarlo con preguntas insidiosas a la salida de Tribunales: “Chupame la pija”. (Es una pena que Sarlo no le haya dicho eso a Barone; en su contexto habría sido mucho mejor, y superado incluso a Bazterrica. El mundo no es perfecto.) La frase fue muy festejada y en el clima de linchamiento de 6, 7, 8 todos la anotamos como un punto para Sarlo.
(...) Considerando que durante mucho tiempo lo que prefería hacer Verbitsky con sus enemigos era matarlos, no es descabellado suponer que también les negaría un premio. O tal vez les da el premio y después los mata. No sabemos. En cualquier caso, puede intuirse entre líneas un manual de etiqueta tácito que establece con quién se puede meter uno y con quién no en un mundo cuyas reglas las mayorías desconocen. Son como masones, estos progresistas. Desde afuera no se entiende con qué lógica razonan; una vez que estás adentro entendés todo. Por eso es tan saludable el “Fuck you” de Lanata, entre otras cosas; porque prescinde de la moral secreta del progresismo que viene a darle órdenes".
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