Justo los que se quejan por la reiteración del kirchnerismo a la hora de relatar la realidad a su conveniencia, redundancia que remite a Goebbels y todo eso. Ni qué hablar de la acusación de que los K se obsesionan con un enemigo hasta destruirlo. Bueno, parece que La Nación hoy es más K que la misma CFK (¿o es cristinista ella? Ayuda, Pagni): tres notas contra 678 en el mismo día. ¿No será mucho? Luego, sus lectores con cacerolas en las manos van y les pegan a los cronistas del programa... Hay que cuidar las instituciones, che...
La primera: Los medios oficialistas (esta vez, en la gráfica) reciben plata de "nuestros impuestos". No importa que Clarín y La Nación también. Ah, los oficialistas reciben más que los "independientes". ¿Qué sucedería con las críticas si fuera al revés? ¡Nada, che! ¿Cómo pueden dudar así?
La segunda: Las quejas del canal de los caceroludos por el engaño imperdonable de hacerlos decir lo que realmente sienten, aspiran y piensan (la más leída a esta hora: 19).
La tercera: Hasta los debates entre los panelistas de 678 son truchos; como todo lo K, bah.
Todo, adornado con notas sobre el desempeño escolar de los hijos de CFK, el cierre de los comments a la nota de la internación de Máximo, el disidente de La Cámpora, la preocupación republicana de por qué Máximo fue trasladado en el Tango 01 dilapidando así los recursos públicos (igual congoja vivía a la mañana el doctor Nelson), la agustia por no poder hacer negocios con el dólar ilegal y demás agenda del relato antiK.
Demasiada obsesión seguirá alimentando la violencia de sus caceroludos, que ya no respetan ni al cronista de Luisito Investigador, che.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario