"Una pata de palo puede ser una palabra mágica que golpea más fuerte que un puño. La sonrisa de María Inés Krimer no se desdibuja ni un instante de su cara. Ni cuando calla. La alegría de ciertos pensamientos, el recuerdo de un cuento inolvidable de Flannery O’Connor, se balancean como templadas olas que van y vienen de sus labios a sus mejillas. “Buena gente de campo”, el cuento evocado en el epígrafe de La inauguración (El Ateneo), novela con la que ganó el Premio Letra Sur 2011, cifra su pesquisa narrativa.
–Página 12: ¿Por qué decidió conectar el llamado “conflicto del campo” con la historia de una joven que termina en un prostíbulo?
–Krimer: Empecé la escritura de la novela, una primera versión, en 2006. En 2008 estaba en una de las tantas reescrituras que fue cruzada por el conflicto del campo. No me acuerdo a quién le había dado a leer una de las versiones y cuando me la devolvió me preguntó: “Che, ¿cuándo pasa esto?”. Me pareció que ese contexto no me lo podía perder en la novela. En lo que hago me interesa trabajar tanto la historia individual como la colectiva. El conflicto con el campo aparece en el texto porque estaba sucediendo mientras yo reescribía la novela; le agregó una vuelta más de encierro por la cuestión de que estaban cortadas las rutas y no había posibilidad de escapar. Buenos Aires estaba lejos, los alimentos no llegaban; y esto también me permitió ironizar con el personaje de Buby y ciertos comentarios vinculados con el conflicto.
–Página 12: El personaje de Nina aparece muy pegado al discurso de los patrones, en cambio la voz de la narradora toma más distancia de ese discurso, no se podría decir que se rebela...
–Krimer: Pero no compra ese discurso porque siente las fisuras; si la historia continuara y ella consiguiera lo que fabula, quizá lo terminaría comprando. En realidad, es lo que vi en los años en que viví en el interior; comprar el discurso del patrón es algo que sucede con frecuencia. La gente de campo viene a Buenos Aires en julio para la Rural; y el imaginario está vinculado con escuchar a Soledad en la Rural. Y a Soledad la escuchan tanto los patrones como los empleados; los programas de televisión que miran son los mismos. Hay una especie de fusión de intereses de clases sociales que es muy visible para cualquiera que se ponga a observar aspectos de la realidad del interior del país. En ese sentido, creo que sería muy distinto si la historia se anclara en lo urbano. Pero en el campo es así; y yo traté de que se pudiera ver en la novela". (Fuente)
Mientras tanto, en la "realidad", el Momo pierde (¡qué rápido se cayeron las cautelares! Teléfono, Carbone) y los peones ganan, los que fracasaron en sus negociaciones con el gobierno vuelven a la carga por caja (hasta la semana pasada querían embolsar 2 mil millones, ahora 5 mil) y se multiplican los juicios (aquí y aquí) por los perjuicios que traen a la salud humana los productos con los cuales se sostiene el modelo agropecuario imperante.
"Un comité de las Naciones Unidas advirtió al Estado argentino por las permanentes violaciones a los derechos de los campesinos. En un informe anual, se hace referencia a los desmontes, los agrotóxicos, la soja transgénica y la minería a cielo abierto. También se alude a los frecuentes actos de violencia contra los campesinos e indígenas.
“El comité está preocupado por los casos en los cuales las fuerzas de seguridad y agentes públicos o privados han recurrido a represalias y al empleo desproporcionado de la fuerza contra personas que participan en la defensa de los DESC, en particular en el contexto de discusiones sobre la tierra”, denuncia el informe". (Fuente)
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