Primero, el diputado del Campo que quiso cerrar el Congreso en 2008 si no votaban a favor de las patronales y los grupos concentrados y denunciado por ser deudor del Banco Nación, Ricardo Buryaile, que subiéndose a la ola de los despechados porque CFK al final no tuvo cáncer espetó en su cuenta de Facebook: "Egidio, jamás hubiese querido que tuviera cáncer. Vi morir a mi suegro de esa enfermedad y no se la deseo a nadie. Una cosa es disentir en las ideas, otra es ser enemigo. Tampoco se me ocurriría usar una enfermedad así para tener más imagen. Jamás". Antes, había posteado, banal: "Parecería que el diagnóstico que le hicieron a la Presidente fue una jodita para Tinelli. No puedo creer tamaña irresponsabilidad de estos médicos.Cuando les falta la plata de la caja que le dan las retenciones vas a ver cómo se acuerdan de nosotros".
Buryaile es uno de los exponentes más radicalizados de las patronales agrarias, que llegó al Congreso en diciembre de 2009 prometiéndole el oro y el moro a sus "representados" y sin embargo -al comienzo del 2012- todavía anda mendigando la suspensión o eliminación de las retenciones -medida que había prometido iba a lograr fácilmente con la mayoría opositora-. Buryaile -con Buzzi, Llambías y De Ángeli- es uno de referentes del Campo que ya no son más interlocutores ante el gobierno nacional. Un domado Biolcati (SRA) y un siempre convenientemente afable Garetto (CONINAGRO) junto a dirigentes de segunda línea de la Federación Agraria, con otro discurso y otra actitud ante la adminsitración Kirchner, lograron más cosas en 15 días que los "agrodiputados" que venían a comerse la cancha -Buryaile llegó a ser presidente de la comisión de Agricultura de Diputados-. Sin embargo, algunos ni hablaron.
Por otro lado, el artículo de la periodista española Cecilia Verguiza que sale publicado en la revista española Hoy Mujer reproduce el discurso del luto por conveniencia que llevaría CFK con tal de ganar elecciones, a tal punto que afirma que la muerte (de NK) le sentó bien. Así, escribe: "Ha convertido el luto en un arma política. La muerte de Kirchenr le dio la oportunidad de afianzarse. De negro, con su collar de perlas, dice: soy la viuda, pero también (por fin) soy yo. La ausencia de Kirchenr tomó una dimensión mítica. Cristina perdió su amor, pero tiene su poder. Ya nadie dirá que su esposo maneja los hilos y le da las ideas. Era lo mejor que podía pasarle a la carrera política de Cristina: que la muerte pusiera las cosas en su sitio y le otorgara el papel central".
Gracias a Gache Salgado por el scan.
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