Laborda repite, tres décadas después: "Una máxima de Néstor Kirchner -"el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente"- es empleada en el gobierno nacional para legitimar el intervencionismo cada vez más floreciente. Un intervencionismo que, en ocasiones, concibe al Gobierno como el intermediario al que la ciudadanía debe pedirle permiso para ejercer algunas de sus libertades y derechos constitucionales.
Tres hechos describen la concepción del poder que tenía Kirchner y que hoy explica algunas de las medidas de un gobierno preocupado por consolidar una posición hegemónica y no por liberar las fuerzas productivas de la Nación".
Después, esos tres sucesos importantes para el columnista lo llevan, casi indefectiblemente, a defender, una vez más, los intereses empresariales de sus empleadores. Ah, y a demonizar al destructor de Moreno, obvio.
Como si no fuera suficiente para demostrar su lealtad, Laborda se copia de la editorial de su propio diario.
Laborda: "Un ejemplo relevante es el de Brasil, donde funciona una sola planta, que fabrica casi la misma cantidad del insumo para diarios que Papel Prensa. Dos tercios del papel que consumen los diarios brasileños se importan sin restricciones, pero nadie en el gobierno de Dilma Rousseff propuso exigirle a aquella empresa que eleve su producción para cubrir toda la demanda local o fijar cupos para las importaciones".
Editorial de La Nación: "La ley argentina y su reglamentación corre a contramano del mundo. Basta señalar que en Brasil, al igual que en nuestro país, hay una sola planta de papel para diarios, cuya producción es más o menos equivalente a la de Papel Prensa. Dos tercios del papel para diarios que se consume en Brasil es importado. Sin embargo, a nadie en el gobierno de Dilma Rousseff se le ha ocurrido obligar a aquella fábrica a producir más para abastecer a todo el mercado doméstico".
domingo, 22 de enero de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario