Mientras Lanata aprende a jugar a la Play, Capusotto critica a los que dicen que vivimos en una dictadura y Fontevecchia justamente escribe eso (por enésima vez), medio rebuscado como para que no se note tanto. Todo en la misma edición del mismo "diario", que poco podrá lavar su grotesca imagen apelando al cuento de la amplitud cuando en verdad lo que se trasluce (desde hace tiempo y en forma de línea editorial) es su poco apego al principio básico de la pertinencia, que tanto nos enseñó el viejo Bourdieu.
Capusotto: "Los que dicen que estamos en una dictadura, me parece una obscenidad. Sobre todo porque se cagan en los muertos y en los que realmente fueron perseguidos. Es vulgar decir que Argentina va camino a ser la Venezuela de Chávez. Es una berretada".
Fontevecchia: "Se cumplieron quince días desde la operación de la Presidenta sin que se viera una sola foto de ella. A la salida de la Clínica Austral colocaron un camión tapando el ángulo desde donde los fotógrafos podían tomar su acceso al helicóptero.
Ayer, en Aeroparque, impidieron a los fotógrafos registrar la salida del avión presidencial hacia Chapadmalal. Tampoco Télam o Presidencia de la Nación distribuyeron una sola fotografía de la Presidenta en su posoperatorio en la Clínica Austral o durante su recuperación en Olivos.
Todos los presidentes de democracias plenas que pasan por una operación cumplen el deber de informar a sus ciudadanos no sólo con partes médicos más amplios y reiterados sino también con la imagen del operado. La foto es el registro del hecho; el ejemplo más típico son las cumbres de presidentes, donde el retrato de todos juntos como testimonio es un ritual.
En la Argentina, a pesar de las deficiencias institucionales que nos dejaron tantos golpes de Estado y el contagio a los civiles de su germen autoritario, todos los presidentes democráticos se han dejado fotografiar en convalecencia, desde Perón con bata tratado por su cardiopatía isquémica crónica, Menem con la venda en la carótida dentro de la clínica y De la Rúa saliendo del sanatorio tras un problema cardíaco, hasta el reacio Néstor Kirchner, que permitió que se lo fotografiara a la salida de su intervención mostrando su herida en el cuello. Al revés, los presidentes de las dictaduras no se retrataban enfermos, el último ejemplo fue Viola, quien tras una internación por un problema cardíaco se hizo invisible y hasta fue sustituido.
Algo arcaico sucede con las fotos todavía en la Argentina, como si siguiera vigente ese recelo de los habitantes de las culturas primitivas, quienes temían que al sacarles una foto se les robara el alma".
Estaba por cerrar el post (quedaba lindo hasta acá, ¿no?) pero no. Neilson, desde Noticias, quiere sumarse. Denle espacio. Y no se rían, eh...
Neilson: "Por ser tan extraordinariamente hermético el círculo áulico de la Presidenta, y tan proclives los deseosos de formar parte de la nueva elite a entregarse a intrigas bizantinas, hay más rumores que certezas acerca de los que está sucediendo en la corte de Cristina, pero no hay duda de que están en alza las acciones de Máximo Kirchner, el equivalente nacional del flamante mandamás norcoreano Kim Jong-un, el joven rechoncho –en un país de flacos esqueléticos– de menos de treinta años que heredó el trono del reino comunista de su papá Kim Jong-il. Por fortuna, la monarquía popular argentina es menos fuerte que la de Corea del Norte y la carrera política de Máximo podría ser aún más breve que la de otros hijos del poder que durante algunos meses consiguieron motivar la atención de los interesados en las vicisitudes de la interna del oficialismo de turno, pero el que el primogénito de los Kirchner desempeñe un papel significante en el entorno presidencial nos dice mucho sobre la evolución reciente de la variante argentina del sistema democrático".
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