El término cisne negro fue una expresión latina, cuya referencia conocida más antigua proviene de la descripción de algo que hizo el poeta Juvenal, que es: "rara avis in terris nigroque simillima cygno" (6.165). En español, esta frase significa "un ave rara en la tierra, y muy parecida a un cisne negro".
La frase de Juvenal era una expresión de la presunción del Viejo Mundo de que todos los cisnes debían ser blancos, porque todos los registros históricos de los cisnes informaban que tenían plumas blancas. En ese contexto, un cisne negro era imposible o por lo menos inexistente.
Según Taleb, "es un evento con tres atributos. En primer lugar, es un caso atípico, ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas regulares, porque no hay nada en el pasado que puede apuntar de manera convincente a su posibilidad. En segundo lugar, conlleva a un impacto extremo. En tercer lugar, a pesar de su condición de rareza, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones de su presencia después de los hechos, por lo que es explicable y predecible. Me detengo y resumo el triplete: rareza, impacto extremo y retrospectiva (aunque no prospectiva).
Taleb deja el debate abierto indicando de que estos hechos atípicos e impactantes crean mayor movimiento de masas que un hecho regular y rutinario. De esta forma, servirse para manipulaciones globales. Además, el profesor libanés-americano intenta advertir que es necesario descubrir los errores en los procesos de razonamiento cuando los humanos nos enfrentamos a la complejidad, la incertidumbre y la aleatoriedad.
Para el también ensayista, existe una base genética y filosófica para entender lo mal preparados que estamos los humanos cuando nos enfrentamos a la incertidumbre y la aleatoriedad. Según Taleb, la evolución no favoreció un tipo de pensamiento complejo y probabilístico; al contrario, somos muy rápidos en adoptar decisiones instantáneas apoyados en una mínima cantidad de datos o en teorías superficiales y carentes de solidez, tal vez (sugiere un divertido Taleb), porque quienes divisaban un león y echaban a correr por presuponer que todos los animales salvajes siempre comen seres humanos tenían más probabilidades de sobrevivir que quienes preferían poner a prueba tal hipótesis de manera experimental. Claro que hay leones de talante amistoso (como hay cisnes negros), pero es preferible ser prudente y cauteloso de antemano que sufrir más tarde las consecuencias (problema de la inducción). Además, para Taleb existe un problema filosófico fundamental: la platonicidad o “falacia platónica”. Somos hijos de la escuela platónica que nos animó a preferir la teoría estructurada, ordinaria y comprensible a la desordenada y compleja realidad; por otra parte, nos inclina asimismo a seleccionar únicamente los hechos que encajan en nuestras teorías (falacia de las pruebas silenciosas) o cuando los hechos han tenido lugar, y nos creamos historias post-hoc para que el hecho parezca tener una causa (falacia narrativa).
“Muchas veces me desconcierta que las personas podamos tener un día horrible o enfadarnos
porque nos sintamos engañados por una mala comida, un café frío, un rechazo social o
un gesto de pésima educación. Tardamos muy poco en olvidar que el simple hecho de
estar vivos es un elemento de extraordinaria buena suerte, un suceso remoto,
estar vivos es un elemento de extraordinaria buena suerte, un suceso remoto,
una ocurrencia al azar de proporciones monumentales”
(Nassim Nicholas Taleb. El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable. Página 416)
(Nassim Nicholas Taleb. El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable. Página 416)
2 comentarios:
Entonces, o estamos ante un caso de depresión que concluye en suicidio o ante la gestación de un intento de golpe blando. Pero la consecuencia será un intento de golpe blando.
En mi opinión sería un intento de golpe blando
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