Aunque hasta el momento el Estado Islámico no se ha
atribuido oficialmente el atentado contra las oficinas de la revista francesa
Charlie Hebdo, desde varios medios e instancias gubernamentales de países occidentales
se lo ha sindicado como uno de los posibles autores de dicha agresión que ha
vuelto a poner en agenda la “guerra contra el terrorismo”, la excusa impuesta
por Estados Unidos luego del 11-S para ir por el mundo a la caza de las últimas
fuentes de energía.
El domingo varios de esos líderes políticos y medios globales
aprovecharon la marcha de millones de franceses pidiendo paz y diciéndole no al
terrorismo para volver a instalar la vieja dicotomía iluminista de civilización
vs. barbarie, caras y falsa disyuntiva criticadas por cínicas e hipócritas, al
tratarse de referentes de naciones con un frondoso prontuario de invasiones y
matanzas.
Pero además, esos países estarían comerciando petróleo con el mismísimo Estado Islámico (EI), ya que esta flamante formación político-militar –ya denunciada de ser una creación de servicios secretos occidentales, como en su momento Al-Qaeda, con la que posee vínculos en su nacimiento- controla zonas petrolíferas de Sira e Irak, además de financiarse con la venta de trigo y antigüedades, y el secuestro de personas, entre otras actividades.
Pero además, esos países estarían comerciando petróleo con el mismísimo Estado Islámico (EI), ya que esta flamante formación político-militar –ya denunciada de ser una creación de servicios secretos occidentales, como en su momento Al-Qaeda, con la que posee vínculos en su nacimiento- controla zonas petrolíferas de Sira e Irak, además de financiarse con la venta de trigo y antigüedades, y el secuestro de personas, entre otras actividades.
Según autoridades de esos dos países, ocho millones de
sirios e iraquíes viven bajo control total o parcial del Estado Islámico.
En Siria, los insurgentes controlan ocho campos de gas y petróleo en las provincias de Raqqa y Deir ez-Zor, según rebeldes sirios que antes controlaban los campos. El grupo le vende crudo a comerciantes regionales, o a refinerías nuevas financiadas por empresarios turcos, libaneses e iraquíes, según sirios y libaneses que participan en el comercio petrolero.
En Siria, los insurgentes controlan ocho campos de gas y petróleo en las provincias de Raqqa y Deir ez-Zor, según rebeldes sirios que antes controlaban los campos. El grupo le vende crudo a comerciantes regionales, o a refinerías nuevas financiadas por empresarios turcos, libaneses e iraquíes, según sirios y libaneses que participan en el comercio petrolero.
De ahí, comerciantes kurdos transportan el petróleo al
Kurdistán iraquí y lo venden a operadores turcos o iraníes, que lo pasan de
contrabando a sus países y lo venden con descuento frente a los precios
locales, o lo venden de vuelta al gobierno sirio, para continuar con el
circuito que lo llevará a países de Occidente.
“La organización no tiene oleoductos ni barcos, pero
despacha el combustible en enormes camiones a intermediarios que van a
comisión. Este crudo, que venden a un 30% del precio del mercado, se recibe en
los países vecinos y no es descartable que acabe llegando Occidente tras haber
sido refinado en otro lugar", considera el especialista Pedro Rojo, licenciado
en Filología Árabe.
Según declaraciones de Alexánder Bórtnikov, director del
Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), hay países europeos comprando petróleo
de contrabando del EI, y la embajadora de la Unión Europea en Iraq, Jana
Hybaskova, también ha dado cuenta de estos negocios lejanos a las declamadas
intenciones de condena del domingo en París, y que le reportarían al Estado
Islámico ingresos por un millón de dólares diario.
En el congreso anual de las compañías petroleras que se desarrolló en junio en Rusia se afirmó que el petróleo robado por el Estado Islámico (y otros grupos) en Siria lo comercializan Exxon-Mobil (una empresa de la familia Rockefeller que opera en Qatar), y Aramco (corporación petrolera de EE.UU. y Arabia Saudita).
En el congreso anual de las compañías petroleras que se desarrolló en junio en Rusia se afirmó que el petróleo robado por el Estado Islámico (y otros grupos) en Siria lo comercializan Exxon-Mobil (una empresa de la familia Rockefeller que opera en Qatar), y Aramco (corporación petrolera de EE.UU. y Arabia Saudita).
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