Hasta ayer que apareció el fiscal Nisman, con la teoría que ningún integrante del Relato Anti K jamás se atrevió y tampoco soñó se iba a materializar: acusar a la Presidenta de la Nación de liderar una banda -con los integrantes de La Cámpora, Quebracho y el piqueterismo extremo más satanizados todos estos años- para encubrir un atentado terrorista en suelo argentino.
Si hasta se veían rostros sorprendidos en Edgardo Alfano, Lilita (que sólo atinó a revolear que ''Hebe de Bonafini tiene vínculos con los terroristas''), la misma Pato Bullrich, que apenas si se atrevió a prometer pedir el desafuero del Cuervo Larroque, las dudas del chico que le robó todo a Lila...
La denuncia de Nisman, que hoy podrá habilitar la jueza Servini de Cubría, es de una potencia inimaginable, de una gravedad institucional fuera de cualquier registro anterior; todo lo construido por el Relato Anti K hasta el momento queda reducido a polvo ante semejante involucramiento presidencial que Nisman jura y perjura que tiene recontrarremilchequeado.
Nisman, con la ex embajadora estadounidense, Vilma Martínez
Como si ese diciembre de crack que no se dio hubiera hecho que el Relato Anti K volviera a su punto de origen, en aquel lejano 2003, cuando todo era miedo porque ''se viene el zurdaje'' (Mirtha dixit), los Montoneros asesinos, guerrilleros, por lo tanto terroristas para luego dar cuenta de la media verdad y la historia incompleta y todo el predicamento originario del Relato Anti K, lleno de denuncias de carteras Louis Vuitton y botox.El tema es qué pasa ahora.
Por lo pronto, el lunes está asegurado el show, a la tarde, en el Congreso de la Nación cuando Nisman vaya a negociar con las distintas fuerzas políticas, porque todo lo que podía contar ya lo dijo en la entrevista de anoche en TN, parece. Y además, su teoría central de que CFK les prometió impunidad a los iraníes a cambo de petróleo y trigo se cae con sólo observar el gráfico confeccionado por LPO (segunda marca de La Nación).
De pedirle perdón a la embajada estadounidense por no haberle avisado de un procedimiento en la causa, pasando por obedecer órdenes norteamericanas de desechar la hipótesis del encubrimiento local del atentado, a repetir varias veces que la Presidenta está involucrada en una maniobra de asociación con el terrorismo, Nisman ha puesto sobre el tapete la chance más firme de que a la Oposición no le quede otra que buscar destituir a Cristina.
Nada más ni nada menos.
Quién lo hubiera pensado.
Seguramente, ni Parrilli.
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