"Para evitarme complicaciones, un amigo me sugiere: “Que no se te ocurra, por favor, escribir sobre la pata renga. Nada sobre que el tobillo quebrado es justamente el izquierdo. Nada sobre que resbaló y se fue al suelo. Por favor te lo pido, que no se te ocurra hacer psicoanálisis político, ni contar todas las indisposiciones del año que termina. Que no se te ocurra, sobre todo, mencionar nada que vincule la quebradura de tobillo izquierdo con un acto fallido; fue simplemente un ‘líquido deslizante’. Ojo, que vos de eso no sabés nada. Y aunque supieras, mejor callate la boca, que con el síndrome de no sé cuánto ya tenemos suficiente simbolismo. Vos seguí en lo tuyo, que es más o menos nada, como dice la gente que sabe de política”. Mi amigo tiene razón: jamás hay que sucumbir a los temas fáciles", había escrito Sarlo el sábado pasado en Perfil.
Sin embargo, hoy, también en Perfil, se despacha contra La Shewua, sumándose a la campaña opositora de conectar -en el inconsciente de "la gente"- los terroristas que atentaron contra la revista Charlie Hebdo con los kirchneristas: "En abril de 2008, Sábat publicó en Clarín una caricatura de la Presidenta con la boca cruzada por dos tiras. De sobrepique, Cristina Kirchner calificó el dibujo como “mensaje cuasi mafioso”. Fue en un discurso pronunciado en Plaza de Mayo: Cristina, rodeada de los atributos míticos del poder político argentino, muy suelta de cuerpo y muy enojada, le decía a un dibujante viejo y célebre que se comportaba casi como un criminal.
La acusación tenía el supuesto de que Magnetto llamaba a Sábat y le daba el tema de sus dibujos. Si Magnetto hiciera esto, no tendría tiempo de acrecentar la fenomenal máquina de poder que es el diario Clarín. O sea que la Presidenta, enojada, ni siquiera se mostró capaz de imaginar cómo funciona un diario y cuál es la relación de un capitalista poderosísimo como Magnetto con la redacción del medio que maldice el kirchnerismo. Así como nadie llegó un buen día a Charlie Hebdo y dijo: “Vamos a provocar el desprestigio de Hollande”, nadie le pasa a Sábat un borrador de sus dibujos. Un diario puede manipular cronistas, pero no la primera línea, de prestigio internacional, de sus colaboradores.
Como si su talento y su renombre no pudieran protegerlo de estos ataques, cuando dos años después Sábat dibujó a la Presidenta con un ojo en compota, el kirchnerismo volvió a enojarse. Algún intelectual recurrió a la acusación de que el mensaje no era en este caso mafioso sino de violencia de género (pocas veces leí una estupidez tan políticamente correcta). Y otro conocido escritor enunció por radio: “Todos sabemos cómo piensa Sábat. Pero que no lo dibuje”.
Como corresponde, la Argentina condenó los asesinatos de los humoristas y periodistas de Charlie Hebdo. Pero quisiera hacer un ejercicio de imaginación: ¿qué pasaría si, incurriendo en un registro tan privado como el de la caricatura del miembro viril de Hollande, algún diario nacional publicara dibujos de la Presidenta rodeada del equipo que la maquilla y la peina cada vez que aparece en público, acá y en el exterior? ¿Qué pasaría si, el día que dejó esperando a Michelle Bachelet una hora, el dibujo humorístico hubiera representado a la Presidenta mientras le ajustaban una extensión de pelo? ¿Cuál sería la condena de quien la hubiera dibujado mientras se resbalaba sobre un “líquido deslizante” porque estaba ensayando el nuevo pasito del verano para mostrárnoslo en una de sus presentaciones en las terrazas de la Casa de Gobierno? A esta altura, creo que la obsecuencia de la guardia de honor presidencial no aceptaría ni las caricaturas de Landrú".
Pero otra mujer le quita el sueño a la tía: Lilita Carrió. Lo dejó bien en claro, nuevamente, en una entrevista con el diario Río Negro:
"-¿Qué provocó en Unen la resonante salida de Carrió?
-Más bien fue un alivio para Unen. El problema no es Carrió, que es una destacadísima política, con un carisma mediático inigualable, pero no sé si arrastra organizaciones ni votos allí a donde ella se desplaza. Tendería a pensar que no es así. Ella no se ha construido como candidata en este tiempo, se ha construido como una especie de fiscal o gran programadora de la política. Una especie de Napoleón de la política respecto de la cual todos los demás políticos deberían ser sus mariscales y obedecerla. Ahí no hay desplazamiento de votos, es más bien un lugar imaginario perfectamente legítimo. Pero no creo que incida hoy en Unen. Incidió cuando abrió el debate respecto de acuerdos que estaban establecidos. Cuando uno tiene un año electoral por delante, y no diez, lo que tiene que hacer es sostener los acuerdos que se tomaron. Eso Carrió lo impidió.
-¿Cuál es el problema de Unen?
-El radicalismo. No se pueden atribuir a Carrió las tendencias centrífugas del radicalismo, que eligió algo que no había elegido nunca a lo largo de su historia: construirse a partir de lo que digan los intendentes y los posibles candidatos a gobernadores. A veces cambian en el curso de la semana, como en Jujuy, donde primero hubo foto con Macri y después con Massa. No se puede construir una política nacional a partir de los intereses de intendentes y de potenciales gobernadores. El radicalismo resigna la idea de presentar una línea política construida nacionalmente. Esto es peligrosísimo para el radicalismo. Si me preguntan qué es lo más peligroso que está sucediendo en la política, es la posible disolución de ese partido, aunque se mantengan las siglas. La UCR fue el otro gran partido argentino, de contrapeso aún en las peores elecciones. Es un acontecimiento que hay que mirar y, salvo que uno tenga vocación suicida, no hay que celebrar.
-¿Por qué dice esto?
-Por el hecho de que el radicalismo esté llevando diversas líneas respecto de Massa y de Macri. Y por el hecho de que no llame a la convención nacional, el verdadero órgano federal del partido si se quiere construir verdaderamente un partido. El no hacerlo indica que está en un momento en el que las tendencias centrífugas son muy fuertes. Eso no se le puede atribuir a que Carrió se levantó una mañana y dijo "vamos con el Pro". El partido está completamente resquebrajado.
-Del acercamiento político entre Carrió y Macri, ¿qué opina?
-En Macri está claro, le conviene. Tiene un cerebro "a-ideológico", es un ingeniero paisajista en la Ciudad de Buenos Aires. Tiene que construir una mayoría para poder ganar. En cambio, Carrió, además de ser muy inteligente, tiene un cerebro fuertemente político e ideológico. Lo suyo es fruto de una convicción política de que la Argentina está en situación de crisis terminal y hay que hacer un frente de salvación. Equivoca, a mi juicio, el diagnóstico, porque Argentina no está en situación de crisis terminal aunque haya mucha corrupción. No está como un país invadido. Entre los antikirchneristas hay como dos estilos: uno que dice "no los aguanto más, vamos a ganar una elección a éstos como sea", y otra forma menos catastrofista. Creo que no soy oficialista, pero para los catastrofistas soy prácticamente kirchnerista porque no digo "vamos a ganarle sea como sea". No. Ni siquiera la Alianza funcionó sea como sea. Salvo para dormir una sola noche, uno no se puede quedar con quien conoció ayer. El antikirchnerismo lleva a muchos a una situación de desesperación política, que no es la que está en la sociedad".
Otra mujer: en la entrevista de hoy en La Nación (¡está en todos lados, la tía!), asegura que Graciela Fernández Meijide es una "gloria nacional".
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