Primero fue el presidente de Cartez (en la foto con De la Sota, a la izquierda), la entidad agraria más radicalizada del Campo cordobés. José Manubens Calvet (googleen ese apellido y van a ver con qué se encuentran), ayer, en su discurso en la inauguración de la muestra anual de la Sociedad Rural de Río Cuarto, embistió contra aquellos que se niegan a ser contaminados en su lugar de residencia, no sólo por Monsanto, sino por otras prácticas non sanctas que lleva adelante el sector agropecuario: "Rechazamos a los fundamentalistas, que sabe Dios a qué intereses responden", atacó.
Seguidamente, el gobernador José Manuel de la Sota se alegró de coincidir con Manubens Calvet y llegó a una comparación desafortunada: "Son fundamentalistas ambientales que no sé a qué intereses responderán. No puede ser que todo sea una zona roja, que nadie pueda tener una actividad eco-productiva. Estaríamos en la edad de piedra, no digo llevando a la mujer de los pelos como Pedro Picapiedra, que igualmente no habrá sido cierto eso, ni en esa época. 'Sí, querida', dirían como nosotros".
Por su parte, La Voz del Interior, autora de varias notas en contra de los ciudadanos que no quieren que Monsanto se instale en su localidad, también se suma hoy con dos notas.
Una, desagraviando al decano de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Córdoba que tuvo que suspender un convenio con la multinacional estadounidense a pedido de la comunidad universitaria.
La otra, una columna "de opinión" fustigando también a los "ambientalistas" (presentándolos como activistas violentos); que parecen empiezan a molestar al Poder de Córdoba, con el largo proceso que ya llega casi a los 2 años sin salida a la vista para que Monsanto puede poner en funcionamiento su mega planta de tratamiento de semillas en Malvinas Argentinas. Además, ya fue rechazada de cuajo en Río Cuarto.
Por estas semanas, el Diario Alfil, muy cercano al delasotismo, también salió varias veces a favor del sector agrotóxico (como muestra la composición de abajo) hasta con una columna escrita por el decano de Agronomía, Marcelo Conrero.
La postura de las organizaciones de defensa de los derechos ambientales dista de un capricho: ha sido ratificada tanto por instancias judiciales como gubernamentales. Inclusive, hasta el momento, no han tenido que recurrir a instrumentos como la consulta popular.
Mientras, el establishment cordobés se muestra nervioso y sólo le ha quedado el camino de desprestigiar esa lucha y hacer lobby desde los grandes medios provinciales sobre los gobernantes, sin éxito hasta el momento.
Quizás el único logro que se puede anotar es la sanción de la nueva ley de Ambiente de la provincia, muy favorable a Monsanto, al extremo de permitirle presentar un nuevo estudio de impacto ambiental, cuando algunos juristas indican que dicho privilegio sería inconstitucional debido a que ya se le rechazó uno.
Mientras, los ciudadanos organizados siguen ganando la batalla cultural: esta semana le hicieron un juicio político y social a Monsanto en las calles de Córdoba.
domingo, 7 de septiembre de 2014
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