Por Sebastián Borreani
Lic. en Ciencias dela Comunicación
Director General en Agencia de Noticias Nexo
"La realidad y su verdad no son discursos. El discurso, como totalidad de sentido constituido por la producción humana, es una parte de lo real, precisamente la de ser el producto de la actividad humana intelectual -por oposición a la no intelectual y física-.
Si la verdad es una imposibilidad, si nada puede ser afirmado como verdadero, entonces caemos en la paradoja de no poder decir, siquiera, que la verdad no puede ser afirmada. Esto es un problema de la lógica del lenguaje y de que, en sí mismo, el lenguaje no necesita de un referente real para hablar del referente. Sin embargo, esto no niega al lenguaje su única verdad como existente, que sin sujeto y sin mundo real, y sin el encuentro de ambos, no podría existir.
Esta es la verdad esencial del lenguaje: puede hablar del referente como figura del discurso sin necesidad de que el referente exista, pero no podría existir si los referentes no fueran una existencia real extra-discursiva. El lenguaje es un niño habilidoso que puede invocar el mundo y sus objetos en la estrecha dimensión de su patio de juegos, pero que requiere que exista ese mundo y esos objetos como condición de su posible transmutación en simples figuras del lenguaje.
Pero hay más.
En lo que respecta a cómo el sujeto se aproxima a la realidad para dar cuenta de ella, existen dos posibilidades: la afirmación positiva y la afirmación negativa. Tanto la primera como la segunda se juzgan por la intencionalidad.
La percepción de la realidad puede ser un esfuerzo por comprenderla como es; una simple correlación entre los marcos interpretativos socializados y lo real; o la intención manifiesta de negar la objetividad de los hechos mediante un discurso que construya a un aspecto (tema) de lo real como lo opuesto de lo que es -ideología y operación ideológica-.
No existe la verdad absoluta o relativa, lo que sí existe, más allá de toda duda, es la posibilidad del sujeto de aproximarse a la realidad para conocerla mejor, o conociéndola, utilizar el lenguaje y los medios de comunicación de los que disponga para construir, discursivamente, una representación de lo real que niegue sus aspectos negativos, es decir, una realidad abstraída totalmente de su lugar como escenario de conflictos humanos, de poderes fácticos, de elites dominantes, de genocidios modernos.
Esa es la verdad del lenguaje: no sólo puede negar lo real, también puede construirlo figurativamente como lo opuesto absoluto, y todo gracias a que el mundo humano existe con el grado de conflictividad normal de un sistema global injusto y opresivo.
El lenguaje existe no sólo porque existe el mundo, sino que existe también por sus injusticias y sus desigualdades, ya sea para exponerlas y proponer el cambio, ya sea para ignorarlas o para negarlas como reales. Esta es "la verdad" del hombre, del mundo, del lenguaje, de la ideología y de la lucha por una sociedad más justa y equitativa, más ética que asesina, más moral que inmoral".
martes, 30 de septiembre de 2014
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