Después de decir que las contrataciones son legales y después del papel jugado por la prensa independiente, Niembro y Macri reconocieron en los hechos que la ética y la legitimidad política fueron afectadas. No es poco.
Nada menos habitual en el poder que alguien se haga cargo. Pero cuando el poder es capaz de aceptar las críticas de la sociedad es verdaderamente fuerte. Lo otro es autoritarismo.
Niembro se bajó y se diferenció del kirchnerismo: en el kirchnerismo no hay renuncias. Renunciar cuando se es cuestionado le sirve a la política y le sirve a la sociedad. Y hasta le devuelve la dignidad al cuestionado. Es un dolor de cabeza para Macri pero era indefendible para Macri que promete renovar. No hay peor confesión que la de explicar por toda explicación que se está dispuesto a ir a la Justicia. Niembro sintió vergüenza y expresó que sentía vergüenza.
El kirchnerismo lo atacó en manada para mostrar que toda política es igual. Cree el ladrón que todos son de su condición. Los funcionarios kirchneristas implicados y complicados en innumerables casos de corrupción han sido y son defendidos con la excusa de que las acusaciones son operaciones de prensa. El problema no es que exista corrupción. El problema es que la corrupción es esencial al kirchnerismo.
Los jueces, fiscales y también periodistas que han investigado y que investigan al poder han sido boicoteados, amedrentados, apartados o descalificados por el aparato oficialista. Sostener a Boudou no es una muestra de fortaleza. Entregar a Niembro no es una muestra de debilidad.
El caso Niembro es aleccionador por otra razón: refuta una consigna que el kirchnerismo ha utilizado como propaganda descalificatoria. Una y otra vez ha dicho que no hay prensa independiente. Pero existe la que no descubre a unos y encubre a otros. Que informa y que opina en base a criterios responsables, con la verdad y con los lectores. Eso es el periodismo.
Niembro renunció. Antes había renunciado Fayt a la Corte. Niembro se hizo cargo y no llegará a ser diputado. Fayt nos deja un ejemplo de responsabilidad en la función pública, aun en las condiciones más adversas por los ataques del Gobierno y por su edad. Renuncia cuando se inicie un nuevo ciclo en el país. Los que se van creen que la impunidad es una expresión de poder. Las nuevas fuerzas políticas necesitan cuestionar la decadencia ¿Aprenderemos de estas dos renuncias?".
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