lunes, 7 de septiembre de 2015

La Nación milita la causa buitre-FMI y ya sueña con el ajuste

El diario de Bartolo, desprejuiciado, comenzó a tratar de ablandar a los argentinos a los que escuchar la sigla FMI les trae los peores recuerdos del 2001 y que creen que los fondos buitre son caranchos que se aprovechan de países caídos en desgracia como Argentina en ese inicio del siglo.
Ayer, Morales Solá, expuso el pliego de condiciones para el próximo presidente: "Ninguno de los dos principales candidatos a presidente, Daniel Scioli y Mauricio Macri, hizo durante la campaña alusión a los fondos buitre. Ninguno, tampoco, anticipó una política de endeudamiento en los mercados internacionales. Eso es lo que sucede en el teatro electoral, pero otra cosa es cuando baja el telón. Representantes de los dos candidatos ya han viajado a los EE.UU. para iniciar negociaciones con los holdouts y, de paso, para explorar la posibilidad de conseguir préstamos después del 10 de diciembre. Ambas cosas están irremediablemente vinculadas. 
No habrá un solo dólar de crédito para la Argentina si primero el país no deja atrás el conflicto jurídico-financiero con los holdouts. Ésta es la primera conclusión a la que han llegado economistas de los dos candidatos presidenciales. 
La primera sorpresa que se llevaron los representantes argentinos que viajaron a Nueva York y a Washington es que los buitres también se cansan de dar vueltas sobre la misma presa.
"Nosotros queremos la plata. Ustedes se pueden fabricar un éxito. Eso no nos importa", escuchó uno de ellos de uno de los referentes de los principales fondos. Es cierto que el caso argentino expuso demasiado los métodos de esos fondos, comprar a precio de saldo y litigar luego por el valor total de los bonos. Los fondos también quieren olvidarse de la Argentina.
Sin embargo, a cualquier futuro gobierno en nuestro país le será difícil, si no imposible, cambiar las condiciones impuestas por un juicio firme y definitivo de la justicia norteamericana. Esas condiciones se refieren a la obligación de pagar el ciento por ciento del capital adeudado. El eventual éxito debería "fabricarse", según la fórmula de los buitres, sobre dos únicos elementos: intereses y plazos. No habrá mucho más en discusión.
Se tratará, de todos modos, de una monumental operación política y financiera, la que debería incluir no solamente a los fondos que ganaron inicialmente el juicio en el despacho del juez Thomas Griesa (unos 1600 millones de dólares), sino también a los me too ("yo también"), que son otros fondos que plantearon demandas en la jurisdicción de Nueva York.
Griesa ya les dio la razón a los me too por más de 5000 millones de dólares. El total ascendería a unos 7000 millones de dólares, pero fuentes oficiales argentinas estiman que esa cifra podría llegar a los 20.000 millones de esa moneda. Desde ya, cualquier solución debería incluir a todos los acreedores en litigio. Sería un papelón político insoportable cerrar un acuerdo con estos holdouts para que otros inicien nuevos juicios".
A la vez, La Nación anunciaba el envío de sus emisarios: "Volver al mundo". Dar señales concretas a los mercados internacionales. Ofrecer certezas de cara a una eventual gestión presidencial y mostrarse como la contracara del kirchnerismo en materia económica.
Con estos objetivos en mente, y semanas antes de las elecciones presidenciales, una delegación de economistas y dirigentes de Pro seleccionada por Mauricio Macri se encontrará con la primera plana del Fondo Monetario Internacional (FMI), uno de los "enemigos" declarados del kirchnerismo en sus doce años de gestión.
La reunión bilateral se desarrollará en la primera semana de octubre, durante el encuentro que el Banco de Desarrollo Latinoamericano realizará en Lima. No será la única. También hay previstos encuentros con representantes del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
Se trata de organismos multilaterales de crédito que podrían acercarse al país en la próxima gestión presidencial, después de más de una década de tironeos e idas y vueltas con el matrimonio Kirchner.
"Todos quieren hablar con nosotros y conocer las propuestas de Mauricio. A eso vamos", explicaron voceros del macrismo.
"Esta es una de las cosas que el Gobierno debe resolver. Es poco serio ser parte de un club como el FMI y no cumplir con las reglas", dijo a LA NACION Rogelio Frigerio, titular del Banco Ciudad y uno de los integrantes de la delegación de Pro, que también integrarán los economistas Hernán Lacunza, Javier Ortiz Batalla y, probablemente, también Miguel Braun, director de la Fundación Pensar, que coordina los equipos y propuestas y gobierno del macrismo.
Federico Sturzenegger, Carlos Melconián y Alfonso Prat-Gay trabajan, en silencio, en el plan económico de Macri, contraparte obligada de las señales concretas a los organismos internacionales que el candidato presidencial de Cambiemos se prepara para dar el mes próximo".
Mientras tanto, la editorial de ayer adelantaba con lo que sueña el diario de los Mitre y Saguier: "Sumando los empleados del sector público, jubilados y pensionados, los beneficiarios de planes sociales y los respectivos grupos familiares, puede estimarse en 20 millones las personas que dependen del Estado. ¿Cómo se hará para racionalizar el Estado? ¿Se imitará a Dilma Rousseff, eliminando ministerios y organismos? A ello deben sumarse los empleados y contratistas de las empresas cuyos subsidios, privilegios o contrataciones artificiosas deben reducirse o eliminarse".

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