"Nano Balbo fue víctima de la dictadura y lleva huellas imborrables:
la tortura lo dejó sordo. Pero se comunica con una claridad conceptual
extraordinaria.
Le tocó estar detenido en Rawson, con pampeanos como
Raulito D’Atri y Santiago “Cholo” Covella. Nació en Pellegrini; y en los
‘70 fue coordinador de la CREAR (Campaña de Reactivación de la
Educación del Adulto para la Reconstrucción). Tras su detención se
exilió en Italia.A su regreso, continuó su trabajo como educador enrolado en la militancia popular en la Comunidad Mapuche de Huncal, paraje de la provincia de Neuquén.
-Usted fue funcionario de Héctor Cámpora. Hoy, el gobierno nacional se presenta con un espíritu “setentista”. ¿Ve algunas similitudes en la esencia que vincule a esos dos procesos?
-Si contesto rápidamente, digo que no. En la década del ‘70 hubo una generación que irrumpió violentamente en la escena política. Pero para ello hubo un movimiento cultural previo. Yo fui coordinador de la CREAR. Pero fue posible porque antes Illia había hecho una. Se puede caer en un discurso épico que es hueco. La generación del ‘70 fracasó, nosotros fracasamos. Yo fui militante del peronismo de base y tengo que asumir que fracasamos. Tenemos desaparecidos, torturados, un país donde el terrorismo se filtra por algunos insterticios y el miedo se instaló en la sociedad. Nosotros peleamos por un mundo que no íbamos a ver, alguien que hace uso de la lucha armada pone en riesgo su vida. Hoy nadie hace nada si no saca un rédito inmediato, es una gran diferencia.
Cuando se habla del ‘70 se lo asocia con la lucha armada y queda en la nebulosa. Eso fue una herramienta, como es la huelga. Nadie discute las ideas de los pibes para agarrar un arma y poner en riesgo su vida. Hay como una especie de teoría de los dos demonios en contrario. Esa generación quería un hombre nuevo, parafraseando al Che Guevara. Venía con una mezcla cultural, con todo un movimiento, desde el mayo francés hasta la derrota de los yanquis en Vietnam, el triunfo de la Revolución Cubana, más la Teoría de la Liberación, el Concilio Vaticano II... A veces no se sabía si queríamos ser socialistas, queríamos ser primero un hombre nuevo, comprender que el hombre es un hermano. Esta reivindicación un poco rápida del setentismo no comprende el fracaso. Del fracaso puedo volver si aprendo. De la derrota no vuelvo más.
-¿Cree que esa idea que tiene, de que ha fracasado la generación, está extendida entre los protagonistas de esa época?
-Sé que soy minoría, a nadie le gusta asumir el fracaso, es doloroso. Hoy en los medios aparece esto como una continuidad de aquello, y no es cierto. Podríamos ver infinitos datos, el PBI, la distribución de la riqueza, el número de trabajadores organizados en una sola central, podría ver los niveles de manifestaciones culturales que hoy fallan... Si hablamos de literatura recurrimos a (Rodolfo) Walsh, Paco Urondo, (Juan) Gelman... Y sobre todo, se transforma la discusión política, como pasa con el extractivismo económico (el petróleo, la concepción que daña la tierra)... Al debate político se le extraen los argumentos y los fundamentos y todo queda en un discurso futbolero, como si fuera discutir Boca o River. Y sólo nos ponemos de acuerdo en putear al referí. No hay blancos o negros, no hay cristinistas o anti-cristinistas... El negro y el blanco son la suma o la ausencia de infinidades de grises. La única unidad posible es la unidad de lo diverso y la única forma de hacer política es con el que no piensa como yo. Porque si pensáramos exactamente igual, sería aburrido e improductivo".
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