El diario de los Mitre y Saguier apenas si lo incluyó en un lugar insignifciante, abajo a la izquierda.
Se pensó que era por las flaquezas de la nueva maniobra macrista, a 4 días de las elecciones; como si en La Nación hubiera un control de calidad.
En la tapa de hoy se revela el verdadero por qué: para proteger a Macri. Una vez más.
"La denuncia de espionaje repercutió fuerte en el Gobierno y en el macrismo
La Casa Rosada vinculó la acusación de Alonso y Bullrich a una "operación política" en la recta final de la campaña; en Pro generó malestar la actitud de las diputadas y temen que influya en las urnas", es la titulación de la nota con la firma del periodista antikirchnerista Mariano Obarrio.
Y en el texto de la misma, se aclara. "Cerca del candidato presidencial de Cambiemos, Mauricio Macri, hubo incomodidad por introducir ese escándalo sobre el final de la campaña electoral.
Consultada por LA NACION, Bullrich defendió la denuncia: "Ésta no es una acción de campaña. Es una denuncia sobre un modus operandi de los K". Dentro de Pro, la presentación judicial había causado revuelo interno porque el equipo de comunicación dejó trascender cierta incomodidad con la oportunidad de la presentación.
"Es un tema de la Justicia y no tiene relación con la campaña", dijo una fuente cercana a Macri. Los funcionarios porteños calificaron de "innecesaria" la presentación y temían que pudiera comprometer la suerte electoral de Cambiemos, ya que el tema de las escuchas podría ser asociado a Macri, procesado por ese tema".
Mientras tanto, el periodista procesado por escuchas ilegales, Carlos Pagni, se mofa de las posibilidades electorales de Macri el domingo: "Para Macri, el balance del domingo será muy claro. Si no hay segunda vuelta, tendrá que reevaluar su relación con la política. Y su relación con Horacio Rodríguez Larreta, que se convertiría en el hombre más poderoso de Pro. Siempre y cuando no se imponga una matemática impensada y Vidal conquiste Buenos Aires.
Si las urnas determinan un segundo turno, Macri se subirá a una ola de optimismo. El impulso dependerá de la distancia que le saque Scioli. Macri deberá convencer al electorado de una tesis siempre sospechosa: el 22 de noviembre puede dar un revés a quien cree tener la victoria escriturada. Va a ser simpático escucharlo recurrir al ejemplo de Martín Lousteau, a quien él pedía que abandonara una carrera cuyo desenlace estaba escrito".
Financial Times: "Cualquier resultado electoral es mejor que CFK"
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