domingo, 11 de octubre de 2015

El cuento de "tenemos que endeudarnos para invertir en infraestructura"

"En su obra "Confessions of an economic hit man", el ex-agente de la inteligencia financiera estadounidense John Perkins explica el mecanismo elemental ejecutado por las "consultoras" del lobby financiero norteamericano como truco para dominar a los demás países, apropiarse de sus recursos y mantener vigente su imperio.
Desde 1953, con la experiencia Mosaddeq en Irán -primera vez que la inteligencia norteamericana (acompañada por la británica) conspiraron para derrocar a un gobierno nacionalista mediante el uso intensivo de los medios de difusión generando un ambiente propicio para el golpe de Estado aceptado por la sociedad- la escuela de la no intervención militar directa se impuso como doctrina.
Se envía un grupo de especialistas económicos mediante una aparente consultora privada organizada y financiada por la inteligencia con la intención de realizar una ayuda al desarrollo nacional.
Se realizan entonces aparentes estudios de campo con proyecciones econométricas indicando enormes desarrollos productivos a corto y mediano plazo para cuya realización sólo bastaría hacer inversiones en infraestructura en electrificación, transporte, comunicaciones y grandes obras que servirían a la industria y la extracción de recursos naturales.
La misma empresa que hace las proyecciones y las relaciones públicas, fundamentales en el trato con los gobiernos, ofrece y garantiza la obtención de los créditos necesarios con los organismos multilaterales o bancos privados de alto nivel.
¿Cómo negarse?
Vienen amistosos, procediendo del gran país, perteneciendo a empresas de altísimo nivel, luciendo trajes caros, gastando mucho dinero y ofreciendo sonrisas y apretones de manos con sujetos muy cultos y amigables.
Y luego de estudiar las condiciones, presentan informes que predicen riquezas y progreso con sólo realizar las obras adecuadas que "modernizan" el país.
Y además, consiguen la inversión.
Negocio redondo.
Ellos ponen la plata, el crédito se devuelve solo y quedan ganancias para años con obras modernas.
La mayoría acepta gustoso.
Algunos que dudan son convencidos con millonarias comisiones personales que no dañan a nadie porque todo saldrá de la gran riqueza que vendrá.
Y si alguno se niega, bueno... quizás sufra algún accidente de aviación o se enferme repentinamente.
Para ocuparse del asunto actúa el departamento de "chacales", según palabras del mismo Perkins.
Claro, luego las cosas no salen como se pensaba.
El crédito aparece, pero la condición que "garantizará" el buen uso del dinero es que las contratistas de construcción sean empresas norteamericanas específicas, Halliburton, por ejemplo.
Por tanto, la guita en realidad nunca llega al Estado que la toma.
Sale del FMI o del BM y va directo a las contratistas. O nunca sale, porque los dólares nacen en EE.UU y las empresas los cobran en EE.UU.
Las obras se hacen sí, salvo en los casos más grotescos.
Obras que en realidad terminan siendo inútiles al verdadero desarrollo y sí funcionales y rentables a una pequeña oligarquía local asociada a las multinacionales de la explotación de recursos.
El pueblo aún espera el progreso y el derrame.
Y llega el primer vencimiento.
Las ganancias no están. El desarrollo generalizado aún no llega, y las castas oligárquicas no suelen compartir sus enormes ganancias.
Cuando no evaden los impuestos, simplemente pagan muy poco, y las ganancias no se reinvierten en capitalismo genuino sino que van a inversiones en el extranjero o cuentas en Suiza.
La conocida "fuga de capitales" que probablemente a usted le suene.
Entonces la guita no está.
No importa.
Los amigos financistas darán un nuevo crédito para refinanciar lo impago.
Es decir, no dan nada. Se pagan a ellos mismos con dinero de la ilusión y alargan los plazos de pago aumentando drásticamente el capital adeudado y la tasa de interés.
Y llega el segundo, y el tercero y así.
En algunos años, la deuda es impagable, no se obtuvo nada y cada minuto crece un poco más.
Allí viene el segundo paso: cobrar en "libra de carne", según Perkins.
Los países pobres no tienen dinero. Pero sí tienen petróleo, minerales, producción agrícola, mano de obra que se puede utilizar a precios ínfimos.
Con eso se paga.
Círculo cerrado.
De allí que el ochenta por ciento de la comercialización de esas naciones se reparta entre tres o cuatro cadenas multinacionales, que el petróleo lo saquen empresas extranjeras y lo exporten casi sin dejar utilidad, que la minería destruya territorios enteros a cánones ínfimos, y que la pobreza se haga masiva, la contaminación se convierta en un problema grave y los ricos sean cada vez menos y muchísimo más ricos.
Estados endeudados, y sumas inconmensurables de sus oligarquías circulando por los países desarrollados, volviendo precisamente al sistema financiero que originó el juego.
Y todo empieza con un político, por ejemplo, anunciando que hará "el plan de infraestructura más importante de la historia, con financiamiento mundial porque no tenemos dinero, y con el cual se construirá el futuro de la Nación para lograr la pobreza cero".
Fuente

2 comentarios:

Lic. Vanessa Lerner dijo...

Miedo. Porque "que la minería destruya territorios enteros a cánones ínfimos, y que "la contaminación se convierta en un problema grave" es algo que ocurre en la actualidad.

Marcelo, el gaucho dijo...

Lo que me preocupa un poco es que no le hemos oído ni una línea sobre en qué consistiría "el plan de infraestructura más importante de la historia". Me preocupa que no lo tenga. De hecho, estoy seguro de que no hay tal plan de infraestructura. Es decir, ya se verá. Pero lo importante es endeudarse, para después invertirlo en... bueno, no sabe, y nosotros tampoco sabemos.

En realidad, sabemos perfectamente en qué consisten sus planes: en lo mismo que la deuda de Rivadavia, que la deuda de 1890 y la deuda del proceso. En endeudarse y rifar la guita entre los amigos. En prometer infraestructura y después no hacer nada. Pero, eso sí, dejarnos con la deuda.

¿Por qué Macri apoyaría eso? En parte porque se relame pensando en la tajada que le toca, pero también porque de verdad cree que puede ponerse a pensar en un plan de infraestructura en 2016, o en 2018, da lo mismo. Algo así como "tengamos la plata en la mano y después vamos pensando en qué invertirla". De verdad cree eso.

¿Por qué nadie lo calla, por qué lo incentivan a decir algo así? Porque, como en los medios, en las campañas los que ponen la plata dictan el guión. Y los que ponen la plata para Macri son los que se beneficiarían del endeudamiento, de los dos lados del mostrador: los que se amarrocarían guita ajena con garantías del estado, y los que conseguirían a quién prestarle guita en tiempos en que nadie se quiere endeudar.

Rivadavia, Juárez Celman, Martínez de Hoz, Cavallo, Macri... una verdadera línea histórica.

Marcelo, el gaucho

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