jueves, 9 de octubre de 2014

¿Quién le cree a Clarín?

No hubo tapa en blanco.
Sí un intento de retomar lo que estaba preparado ayer: la puesta en escena por parte de los fondos buitre de la "información" que les pasó la semana pasada Lanata en Nueva York.
Entonces, la tapa de hoy le da preponderancia a ese tema, como forma de evitar el acceso, por parte del gran público, a los detalles de las maniobras denunciadas ayer por el titular de la AFSCA, Martín Sabbatella.
A tal punto, que ayer ningún medio del Grupo pasó en vivo la conferencia de prensa donde se explicaron las maniobras violatorias de la ley de Medios, hasta las burlas del Grupo, que llegó a poner en su plan de adecuación que los nuevos propietarios de sus licencias no podían venderlas en "6, 7 u 8 años".
No emitir al aire la conferencia para que luego fuera más fácil la desmentida y la manipulación. No es la primera vez que el Grupo no cumple con el contrato elemental con sus audiencias.
El primer paso fue el clásico comunicado victimizándose, a la vez que sus estrellas, principalmente en TN, repetían que "el gobierno quiere destruir al Grupo Clarín y acallar nuestras voces".

En simultáneo, agitar la idea de que el gobierno además había mandado a dos motochorros a atacar a una de las figuras del multimedio, Marcelo Longobardi, como cuando su colega Alfredo Leuco había sufrido lo mismo en otro hecho de inseguridad nunca aclarado debidamente.
Retrocediendo 5 años, Clarín recargó la fallida campaña de "TN puede desparecer", que luego, ante el fallo de constitucionalidad de la Corte Suprema de Justicia y la evidencia de que no desapareció ningún medio por la ley de Medios, se le volvió en contra, minando su menguada credibilidad ya no ante sus públicos fieles, sino ante diferentes ámbitos sociales en general.

A tal punto, que ayer secuaces fieles como La Nación tardaron horas en publicar la noticia sobre lo anunciado por Sabbatella, y cuando lo hicieron fue una crónica aséptica, como dando a entender que en esta ocasión Clarín debe arreglárselas solo, ante la evidencia de las nuevas intentonas de evadir la ley.
A tal punto, que los dos miembros del AFSCA por la oposición, los radicales Milman y Stubrin, se abstuvieron, no votaron en contra. Sí, luego fueron a los medios del Grupo sobreactuando para evitar los azotes del Grupo.
Este aislamiento de Clarín y su actitud de desacato ante las decisiones de instancias públicas sólo lo llevan a repetir argumentos ya rebatidos por la realidad, como le gusta decir a Nelson Castro. En verdad, por el paso del tiempo, que desmontó todas sus mentiras desde 2008 con respecto a la ley de Medios.
Sólo le queda mendigar solidaridad amenazando que a cualquiera le puede pasar, cuando en verdad sólo quiere esconder sus enormes dificultades para acatar no sólo a la Justicia sino principalmente las decisiones tomadas por la democracia argentina.

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