lunes, 6 de octubre de 2014

El "huracán Marina", según Durán Barba y Fontevecchia

El 16 de agosto, el diario Perfil, propiedad de Jorge Fontevecchia, resaltaba el pronóstico del procesado asesor de imagen de Mauricio Macri: "Jaime Duran Barba, ex asesor de Marina Silva en las presidenciales de 2010, cree que la política de 56 años no sólo forzará un ballottage con Dilma Rousseff, sino que tiene chances ciertas de vencerla en las presidenciales del 5 de octubre. “Es una persona sincera y transparente. No le importan los cargos, ni la plata. Tiene un gran potencial. Si encabeza la fórmula, haciendo una campaña como la de 2010, podría ganar las elecciones”, confió a PERFIL el profesor de la George Washington University.
El consultor ecuatoriano cuenta que en la primera reunión que tuvo con Silva y Guilherme Leal, su ex candidato a vicepresidente y dueño de la empresa Natura, la mujer de 56 años le dijo que no quería postularse para ganar, sino para poner en discusión la depredación de la Amazonia. “Eso no me pasó con ningún candidato antes. Ella defiende tesis, ideas”, revela con asombro.
“En América Latina, la muerte de un líder importante supone un reordenamiento en el tablero. La gente tiene pena por quien falleció. Dilma debería preocuparse”, agregó el también asesor de Mauricio Macri.
Para Duran Barba, el Partido de los Trabajadores (PT) es el “principal afectado” por la nueva candidatura, con la que competirá por los votos de la izquierda. “Dilma es una mujer muy preparada. El tema es que tiene un estilo demasiado seco y frío, que contrasta con la dulzura de Marina”, completó el asesor electoral".
15 días después, Jorge Fontevecchia intentaba llevar la profecía y la supuesta fortaleza de Silva al candidato de su columnista, en una maniobra discursiva donde él también ponía en juego sus intereses empresarios en Brasil (es dueño de medios en el vecino país): "La política es la menos previsible de las actividades. Pocos hubieran imaginado hace seis meses que Macri –tras haber obtenido el PRO sólo 8% de los votos nacionales en las elecciones de octubre pasado– estaría hoy disputándole, cabeza a cabeza, a Massa y a Scioli su lugar en el ballottage, amenazando desalojar a uno de ellos de la competencia y al peronismo en su conjunto, del poder. Menos aún alguien hubiera podido imaginar hace seis meses en Brasil que el PT de Lula tendría más posibilidades de perder que ganar en el seguro ballottage de octubre próximo y que el artífice de esa amenaza no sería su tradicional archirival –el PSDB de Fernando Henrique Cardoso, esta vez con el ex gobernador de Minas Gerais, Aécio Neves, como candidato–, sino la ex ambientalista radical del Partido Verde, Marina Silva, quien hasta hace pocas semanas apenas era candidata a vicepresidenta de la fórmula que encabezaba Eduardo Campos, fallecido en un accidente de avión y por entonces tercero, lejos, en las encuestas".
El 17 de septiembre, Durán Barba quería enaltecer la pobreza y la sufrida vida de Marina y ponderaba: "Los trucos del marketing político sirven para fabricar candidatos de papel que se disuelven con la primera tempestad. Marina es auténtica y, como dice en la presentación de su biografía, "conocí lo que es la fiebre y el sabor del hambre. En las aguas de mi infancia perdí el miedo a los torbellinos. Por eso avanzo por la vida, cantando"".
10 días antes, el ecuatoriano especialista en campañas políticas sucias, ya había asegurado que Silva era exponente de la izquierda que le gusta a la derecha: la que se comporta como ella. "Es líder de una izquierda del futuro y su fuerza está en la autenticidad", prometía.
La semana pasada, Fontevecchia llegaba hasta La Cámpora, en esos clásicos análisis del #RelatoAntiK que sólo son una expresión de deseos del analista antes que un correlato más o menos veraz con alguna realidad más o menos identificable: "El próximo domingo, a partir de las elecciones en Brasil, Sudamérica puede comenzar un nuevo ciclo.
De ganar Marina Silva, ya se habla de un “Éxodo de Brasilia”: los 40 mil militantes petistas que fueron nombrados funcionarios públicos deberían abandonar la capital de Brasil.
Guarda proporción con los alrededor de 10 mil que se estima serían los funcionarios nombrados de La Cámpora, ya que Brasil tiene un poco más de cuatro veces la población de Argentina".
Ayer, Silva no llegó ni al ballottage...

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