jueves, 16 de octubre de 2014

Los tradicionales "piqueteros" ya no son los que cortan calles y rutas

"Durante septiembre, el nivel de conflictividad social medido en cortes de vías públicas tuvo un marcado descenso intermensual, con 521 bloqueos (-21%), la marca más baja desde febrero. No obstante, hubo 100 piquetes más que en septiembre del año pasado (+24%), cifra que representa un récord para ese mes, desde 2009 a la fecha.
En cuanto a los distritos más conflictivos, Buenos Aires (93) lideró la tabla por sexto mes consecutivo, seguido por la Capital Federal (62), que replicó el segundo lugar.
Más atrás, se ubicaron: Jujuy (36), Santa Fe (35), Neuquén (29), Misiones (23), Córdoba (22), Río Negro (22) y Catamarca (21).
Las provincias menos conflictivas fueron San Luis y Santiago del Estero, con 2 bloqueos cada una.
Respecto a los actores que protagonizaron los bloqueos, los trabajadores estatales repitieron el primer lugar, con 109.
Los grupos de vecinos auto-convocados (94) conservaron el segundo lugar, con la inseguridad como principal motivo de protesta.

Los desocupados y cesanteados se mantuvieron en el tercer lugar (77).
Las fuerzas político-partidarias de izquierda subieron al cuarto lugar, con 69 bloqueos, seguidas muy de cerca por los trabajadores privados, con 68.
Un poco más atrás se posicionaron las organizaciones sociales, con 57 bloqueos; mientras que otros actores realizaron los 47 piquetes restantes correspondientes al mes.
Se registraron 5.188 cortes en lo que va de 2014, lo que representa el 90% del total de piquetes relevado en 2013 (5.767), aún restando 3 meses para concluir el año".
Fuente
"La “cultura del piquete”, cada vez más extendida y consolidada en Argentina, ha evolucionado –o más bien mutado- hacia una metodología de protesta subsidiaria: el acampe. Dicha práctica puede definirse como la instalación temporaria de un grupo de manifestantes en la vía pública, alojándose generalmente en carpas.
Los actores que más recurren a esta metodología son las organizaciones sociales, aunque también ha sido incorporada por otros sectores; como ser los grupos de aborígenes, ambientalistas y de derechos humanos. Por lo general, los manifestantes premeditan el asentamiento en arterias que son vitales para la circulación. Arriban al lugar con carpas, alimentos, bebidas y un grado de logística muy aceitado.
Los medios de comunicación tienden a centrar su cobertura sólo en los cortes prolongados que afectan rutas, autopistas o avenidas principales.
Las organizaciones sociales y otros grupos conflictivos han tomado debida nota de ello, advirtiendo que para concitar atención mediática y de las autoridades destinatarias del reclamo se hace cada vez más necesario extender los piquetes en el tiempo y, a su vez, realizarlos exclusivamente en puntos neurálgicos de tránsito".
"Los grupos de vecinos autoconvocados son el segundo actor que más piquetes realizó detrás de los trabajadores estatales.
Se trata de un grupo social con características muy particulares, que las distinguen del resto de los actores. Los sindicatos y las organizaciones sociales son ejemplos típicos de fuerzas organizadas y altamente politizadas, históricamente protagonistas de la conflictividad social en nuestro país. En cambio, los grupos de vecinos han cobrado un rol preponderante en materia de conflictividad de manera más reciente, con una lógica de acción completamente diferente. Los grupos de vecinos son por definición fuerzas no organizadas, de límites difusos. No poseen una estructura estable de miembros, ni tampoco líderes legitimados o una ideología que los encuadre dentro del escenario político.
Las protestas de los vecinos se dan de manera espontánea o auto-convocada, ante un problema concreto. Esto significa que, una vez resuelto ese problema, las protestas vecinales tienden a disolverse con la misma rapidez con que surgieron. No hay intención de sus miembros de organizarse ni permanecer manifestándose más allá del reclamo puntual.
El principal desafío para los gobiernos, responsables de atender y gestionar los reclamos vecinales es que si no resuelven el problema, prácticamente no tienen otra vía para disipar la protesta. En el problema concreto radica el único interés del vecino, con el agravante que es difícil encontrar interlocutores válidos con quienes negociar. Las protestas vecinales son lo más parecido a una asamblea, donde todos son iguales y cada uno se representa a sí mismo. Por otra parte, en su gran mayoría el contenido de las protestas vecinales está vinculado a falta o deficiencia en la prestación de servicios públicos; como ser agua, electricidad, cloacas y seguridad".

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