Pero de ahí a que se hagan análisis políticos de esa escena creada, ¿no será mucho?
Más allá de que ningún gran medio K haya salido a denunciar esta burda maniobra empresario-periodística, cosa que denota una vez más que Boudou es un cadáver político, ¿llama la atención? la liviandad de periodistas y políticos de la oposición al gobierno nacional para mostrarse solícitos ante el llamado de lo bajo y superficial.
Lo de Maxi M+ en el video jugando al Sudoku y extrapolando el juego a la arena política no tiene nada que envidiarle a las siguientes "notas" y "columnas", muestras de un desprecio visceral por la profesión, vehiculizador de los peores deseos no materializados.
Sudoku, el juego que une a Astiz con Boudou a la hora de pasar el tiempo
"Los opuestos se atraen y los extremos se tocan. Las personas más diferentes entre sí pueden compartir los mismos gustos. Es el caso de Alfredo Astiz y Amado Boudou. El represor de la última dictadura cívico-militar y el vicepresidente del gobierno que juzgó sus crímenes son ambos fanáticos del sudoku. Y a ambos los escracharon disfrutando del pasatiempo en momentos inoportunos".
Nelson Castro: “Boudou jugando al Sudoku demuestra que al vicepresidente no le interesa nada”
"Es un episodio lamentable que demuestra una concepción de lo que es el poder por parte del vicepresidente", reflexionó.
En su habitual editorial en su programa , que se emite por radio Continental, dijo que Boudou “entiende al poder no como un servicio para los otros, sino como un privilegio para sí mismo”.
“Muchos nos dimos cuenta hace tiempo. Seguramente a partir de la foto, muchos mas coincidirán con esta apreciación que da indignación”, consideró.
Al finalizar dijo que “cuando Boudou diga que está en el poder por los ideales, por los que menos tiene y por la búsqueda de la justicia, sabremos que es una mentira”".
"Si Boudou se hubiera dedicado todo el tiempo a jugar al Sudoku hubiera hecho menos daños", afirmó en su cuenta de Twitter, el ex jefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner".
Del Che a Boudou jugando al Sudoku
"La foto del vicepresidente Amado Boudou jugando al Sudoku en su tablet mientras Jorge Capitanich respondía ante los senadores, tiene un fuerte valor simbólico en cuanto a lo que significa respecto del derrumbe del relato kirchnerista.
Boudou ha dado siempre muestras de despreocupación y frivolidad, una par de características impropias para quien se encuentra en el primer lugar de la sucesión presidencial para el caso (¡Dios no permita!) de falencia de la primera mandataria.
La foto donde se lo ve ajeno al debate sobre importantes asuntos nacionales que se desenvolvía a su alrededor, no es algo que pueda extrañar a nadie. Se trata de un Boudou auténtico. Es el vicepresidente de la Nación que tenemos. Es el elegido de Cristina. Y es, también, una muestra de la naturaleza frívola e insustancial de todo el gobierno.
Con los años, la épica K se ha derrumbado. Al final del camino no había una Argentina Potencia sino un ajuste clásico, como el que siempre viene después de un desborde populista. Tanto lío para terminar donde terminan todos los gobiernos. Como dice el poeta: "Tanto correr pa’ llegar a ningún lado".
Para colmo de males ahí está, a la vista de todos, un espejo que muestra el futuro: Venezuela. Maduro ya mató a 25 estudiantes. Entre ellos, a una nena de 6 años. Todos golpistas, claro. Todos de derecha. Todos reaccionarios. Y desde acá (y otros países de América Latina) los revolucionarios se callan la boca “para no hacerle el juego a la derecha".
El arduo camino épico diseñado por los publicistas del gobierno recorría las montoneras federales, Juana Azurduy, Yrigoyen, Perón, Evita (¡sobre todo, Evita!), los “jóvenes idealistas” de los años setenta, el Che Guevara. Todo eso desembocó en Amado Boudou jugando al Sudoku mientras los senadores interrogaban a Capitanich sobre importantes problemas del país.
Claro que estamos tentados de decir que cada gobierno tiene el vice que se merece. Lo haríamos si no se vislumbrara la respuesta obvia: que cada pueblo también tiene el vicepresidente que supo conseguir. Desde aquel Perón sonriente montado en su caballo blanco con pintas negras a este Boudou distraído, jugando al Sudoku en su tableta, en plena sesión del Senado ha pasado mucha agua debajo del puente.
La suficiente como para arrastrar al populismo".
Una cuestión menor
"Puede ser eventualmente sencillo calificar de intrascendente el hecho de que el vicepresidente de la Nación esté jugando con un chiche electrónico mientras en la cámara alta del Congreso Nacional el Jefe de Gabinete rinde examen o, en todo caso, da cuenta de lo gestionado. El Gobierno quisiera creer que es irrelevante, o sobre todo y para ser más precisos, el Gobierno quisiera que la sociedad creyese que un Amado Boudou jugando al sudoku, en el Senado, en plena sesión, no es algo relevante. Y en verdad, algo de razón tiene el Gobierno cuando alega que quien juega al sudoku siendo vicepresidente de la Nación en mitad de una sesión importante del Senado, no es algo del otro mundo.
Tras ese fracaso matrimonial estrepitoso con Cobos, la presidente, ya viuda, decidió por su cuenta elegir a uno persona que, según todos los comentarios de los que conocen la interna del Gobierno, le acercaba jovialidad, alegría, eso que suele llamarse “buena onda”. Efectivamente, Boudou aparecía como un rockero entrado en años y con algunos kilos de más, pero rockero al fin, siempre sonriente y fanáticamente enamorado del “modelo nacional popular”.
¿Qué dice, en resumen, la foto de Boudou jugando sudoku en el Senado? Dice “Me-mato-de-la-risa-del-Congreso. No-me-interesa-lo-más-mínimo. Soy-una-criatura-del-poder, enancada-en-el-poder-y-atornillada-al-poder, gracias-a-los-que-tienen-poder-y-a-los-que-porque tienen-poder-no-me-van-a-abandonar”. El juego parlamentario le es ajeno, porque carece de experiencia, práctica y, sobre todo, de afecto hacia la sociedad abierta y democrática. No necesita escuchar a nadie, ni siquiera para saber cómo le iba en la sesión a su correligionario Jorge Capitanich.
Esta ignorancia va de la mano también de la omnipotencia, hermana pequeña de la impunidad. Creen que esa omnipotencia es un camino a la imposibilidad de que sean algún día convocados para rendir cuentas. Creen que nada les puede pasar. No advierten los peligros. Pueden hacer lo que quieran, mostrarse tal cómo son, sin preocuparse. Esto muestra la foto de Boudou jugando al sudoku en el Senado de la Nación. No es un episodio irrelevante para muchos argentinos que aspiramos a un gobierno más serio, decente y correcto. Pero sí para ellos, porque consideran irrelevante la posición de Boudou. Fue puesto en ese lugar para cuidar la fidelidad a un gobierno vertical y unipersonal como el que hoy tiene la Argentina. Así que “la cuestión menor”, como Capitanich bautizó al caso de Boudou, es ciertamente una cuestión mayor, porque ven a la república y sus instituciones democráticas como una cuestión menor".
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