Lejos de la conveniente provocación clarinista-carriotista...
Serra (La Nación, Buenos Aires): "La jefa de Estado evitó el tono combativo de otras veces, apeló a la concordia política y, por primera vez en la era kirchnerista, reclamó una legislación que impidiera los desbordes sociales, una preocupación creciente en el Gobierno. De todas maneras, no pudo con su genio y embistió duro contra los jueces, a quienes les pidió mayor actividad, y contra los empresarios, que a su juicio se abusan con los precios.
Lo que más llamó la atención de los legisladores, sobre todo de la oposición, fue el tono moderado que usó ayer la Presidenta y su convocatoria a defender la democracia, actitud que reconoció en la UCR".
Bruschtein (Página 12, Buenos Aires): "Entre los legisladores hubo asistencia casi perfecta. El diputado del Frente Renovador Sergio Massa con su bloque, el socialista Hermes Binner con los suyos, el macrismo, el radicalismo, los diputados trotskistas, estaban todos menos las anunciadas ausencias de los diputados Elisa Carrió y el senador Fernando Solanas previendo que no iban a estar “dadas las condiciones de respeto”. Pero quedaron expuestos, ya que la previsión del supuesto caos quedó en la nada. La oposición entendió el gesto del oficialismo y la apertura de la Presidenta hacia a una relación más amable. Incluso le hizo un guiño al radicalismo, al reconocer que “los peronistas no le dábamos históricamente tanto valor a la democracia. Pero aprendimos con letra y con sangre que la democracia también es un a cuestión de paz y de vida. Y esa es una tradición que debemos reconocerle a la Unión Cívica Radical”. El bloque completo, con los tres dirigentes importantes entre ellos, Julio Cobos, Ernesto Sanz y Gerardo Morales, devolvió con un aplauso la gentileza. No fue el único lazo que la Presidenta extendió hacia los opositores. Cuando hablaba acerca de la necesidad de celeridad en la Justicia reveló que había mantenido una comunicación con Mauricio Macri por la toma de predio en la Villa 20: “Hablo con todos los que me llamen”. Pero no se quedó allí, porque después reveló también que se había reunido con los dirigentes de la AMIA y les había propuesto que le presenten “un instrumento para que se cumpla el objetivo” que es lograr la declaración indagatoria a los acusado por el atentando a la mutual judía en 1994. Les dijo lo mismo a la oposición: “Sé que muchos de ustedes son muy buenos abogados, elaboren un proyecto lógico, viable y estamos dispuestos” a considerarlo".
Bravo (Clarín, Buenos Aires): "Con un discurso componedor hacia la oposición y las críticas enfocadas a los empresarios, las automotrices, los docentes y la Justicia. Sin referencias directas a las dificultades que afronta su Gobierno ni anuncios concretos sobre proyectos legislativos, Cristina Kirchner cerró su discurso de apertura de las sesiones ordinarias con la idea de “rescatar” la concertación entre los partidos “populares, democráticos y nacionales” y un pedido de ayuda para lo que le resta como Presidenta: “Debemos estar más unidos que nunca para poder seguir adelante”.
Su discurso, de dos horas cuarenta y cinco minutos, también funcionó para apaciguar eventuales polémicas: aun con algunas ironías, evitó la confrontación con los opositores e incluso les dedicó elogios y guiños a los radicales y el macrismo".
Marín (La Arena, Santa Rosa): "La continuidad política pero con cambios en una dirección poco confrontativa con las corporaciones se evidencia en la millonaria indemnización a Repsol.
Y el gobierno tomó la decisión de armonizar los conflictos con el capital financiero internacional. De allí los conciliábulos con el FMI por el nuevo sistema de estadísticas del INDEC, el trámite de un plan de pagos con el Club de París y la negociación para abonar una indemnización a Repsol".
Van der Kooy (Clarín, Buenos Aires): "El senador santiagueño Zamora es ajeno a los sistemas partidarios de radicales y peronistas. Su provincia tiene, por otra parte, dependencia casi absoluta de los fondos nacionales.
No poseería margen para aventuras. Su figura ahora empinada y su pasado radical fueron usados por Cristina para invocar pluralidad y llamar a otra concertación. Un recurso remanido, enmohecido, de otro tiempo y de otro país".
Montes (La Capital, Rosario): "Cristina se presentó en el recinto, "bajó un cambio" respecto del discurso guerrero y largo de 2013. La unidad nacional fue su frase recurrente; lo explicó con el reconocimiento al aporte del primer alfonsinismo, que trajo el "discurso" de la democracia y lo legó para siempre en el conjunto social. Hasta convertirlo, en la actualidad, mal o bien, en activo cultural de los argentinos.
"Nosotros llegamos a no presentarnos en una elección para el Centro de Estudiantes (cuando estudiaba Derecho en La Plata en los 70), decíamos que eso era «democracia burguesa», lo despreciábamos", recordó, autocrítica.
El rescate del Alfonsín del 83 y la llegada del radical Gerardo Zamora como presidente provisional del Senado forman parte de una política definida de la Casa Rosada que busca poner en blanco sobre negro a la UCR actual con su tradición progresista, hoy en desuso".
Morales Solá (La Nación, Buenos Aires): "Calló algunas cosas y dijo otras sin decirlas. Fue un discurso oblicuo, con más nostalgia que ilusión, que dejó rastros inconfundibles de cierta conciencia de la debilidad política. No fue la Cristina Kirchner de arengas en llamas ni tampoco una presidenta obcecada con un enemigo determinado".
Spezzapria (El Día, La Plata): "Cristina Kirchner bajó el nivel de confrontación y todos lo reconocieron ayer en el Congreso. Allí, la Presidenta no solamente pronunció su discurso más moderado desde que se dirige a la Asamblea Legislativa, en 2008, sino que dejó de apelar al espíritu épico al que acostumbra el oficialismo para centrarse en temas concretos que preocupan a los argentinos, como la proliferación de piquetes y los paros docentes en el inicio del ciclo lectivo. A tono con la mesura del discurso presidencial, las barras apostadas en los balcones que dan al recinto de la Cámara de Diputados tampoco hostigaron a los representantes de las fuerzas de oposición, aunque fueron las únicas presentes debido al celo con que la Casa Rosada actuó -a través de las autoridades parlamentarias- para evitar el ingreso de militantes que no fueran kirchneristas. Así, se montó un escenario monocolor".
Castro (Perfil, Buenos Aires): "El largo discurso de la Presidenta tuvo una característica principal: su tono conciliatorio. Y eso fue muy importante. A la luz de los tiempos que se viven, la actitud de Cristina Fernández de Kirchner fue clave para que la Asamblea Legislativa se desarrollara normalmente, en un ámbito que fue copado totalmente por el oficialismo.
En el final, al mencionar la designación de Zamora como presidente provisional del Senado, Cristina Fernández de Kirchner hizo una convocatoria a construir una sociedad más tolerante y plural, ideal que representa todo lo contrario de lo hasta ahora hecho desde su gobierno. ¿Cambiará?".
domingo, 2 de marzo de 2014
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