Concejal de Rìo Cujarto por el FpV
"Comenzó la tarea más difícil.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue, es y
–lo importante- seguirá siendo constitucional. Ya está. La tarea fácil, que demoró
25 años desde el primer intento parlamentario, está cumplida
Fue, al fin de cuentas, una lucha política, legislativa y
judicial. No sólo “Clarín”, “La Nación”, LV3, Vila-Manzano nos tiraron a matar.
También políticos como “Lilita”, la radical-Pro Silvina Giudici, la vaya uno a
saber por dónde andaba en ese momento Patricia Bullrich; en Córdoba, Juez y la
Morandini (uno de los casos más perversos de mutación ideológica posmenemismo),
o jueces como Pura del Corral en Mendoza y los de la Cámara Federal de Capital
(que aceptaban prebendas de fundaciones manejadas por Clarín para viajar por el
mundo para asistir a congresos sobre libertad de expresión o eran la pareja de
un abogado de Cablevisión). Y un grato reconocimiento al “Pato” Maqueda: en vez
de limitarse a cumplir las órdenes de quien lo puso en la Corte en 2002, tuvo
la dignidad de avalar, aunque sea parcialmente, lo sustancial del fallo.
Ahora empieza el proceso clarinísticamente denominado
“desinversión” (tasación, selección de los activos, llamado a concurso, nueva
adjudicación y entrega al nuevo licenciatario)
Es decir, llegó el momento de entender que ahora son las
entidades libres del pueblo las que deben extremar las medidas para ocupar los
espacios que les corresponden. Cooperativas, sindicatos, organizaciones de bien
público, deben aunar esfuerzos porque nadie regalará nada. No es posible
imaginar que cada uno tenga su propia FM. El espectro es limitado y las
demandas no. La asociatividad para competir de igual a igual con los iguales
tampoco es tarea del Estado. Él ya hizo lo imprescindible. Brindar las
herramientas. Y, en su momento, con Martín Gill, Carolina Scotto, Eduardo
Seminara, la Facultad de Periodismo de La Plata, el ahora decano Glen Postolsky
y la demás gente en la UBA, todos los demás rectores del proyecto nacional y
popular, a la cabeza, utilizar a las Universidades como escenario neutral para
el debate o como germen de las nuevas productoras. Nunca el Estado debe
reemplazar a las organizaciones privadas de bien común. Sería, al margen de un
contrasentido, una muestra de miserabilidad de parte de la dirigencia y una
muestra de absoluta incapacidad de las organizaciones.
El Estado debe ahora simplemente favorecer las inversiones:
créditos blandos, subsidios para la puesta en marcha de proyectos sustentables,
control del cumplimiento de las normas técnicas, ni hablar de la necesidad de
proteger la legalidad de las relaciones laborales.
No imaginemos medios privados sin fines de lucro sujetos a
la voluntad del Estado. Habremos perdido la batalla. Los intereses políticos
generan saltimbanquis e imprevisibilidad. Están a la vista demostrando su
inutilidad. El esfuerzo y la sustentabilidad, proyectos sólidos y a largo
plazo.
Es el momento de celebrar, sí. Pero sin perder de vista aquellos criterios fundacionales
del movimiento social que derivó en esta Ley de Medios
Sin olvidar a quienes apostaron su vida, su trabajo, sus
puestos y hasta sus sueños por esta ley.
Y tampoco borrar de la memoria, sin rencor, a quienes
–incluso entre los que hoy festejan- nos quitaron micrófonos, nos apagaron
cámaras, pretendieron mancillar nuestros nombres e intentaron cerrarnos los
caminos hacia un laburo digno por ser, simplemente, militantes de la vida.
Y, por último, sin dejar de comprometernos con la inmediata
habilitación de la antena de TDA en Río Cuarto (y que los funcionarios de EPEC
y Ambiente que la cerraron paguen con sus bienes el daño causado), el
reconocimiento formal a Canal 4 y Canal 9, el reconocimiento de la Cooperativa
de Radio Libre, la llegada de la carrera de Locución a la Universidad pública,
y el permiso a transmitir para todos los que luchan desde hace años por
adecuarse técnica, laboral y profesionalmente a la ley.
Como se ve, la verdadera pelea acaba de comenzar".
Ricardo Roa, editor de Clarín, también cree que la batalla recién comienza: "No ha sido el fallo bisagra que el Gobierno pretendía ni tampoco es un fallo menor. El capítulo de la ley de medios en la Corte terminó con una victoria del kirchnerismo. Pero, como admitió Lorenzetti, el presidente del Tribunal, la pelea judicial aún está abierta.
Lo que concluyó es la discusión sobre si toda la ley era constitucional.
Lo que continúa es la discusión sobre cómo será aplicada".
Roa, como editor, se encargó hoy de bajarle importancia al tema y subordinarlo en tapa a la "derrota K", que busca reinstalar imperiosamente. Ya ayer, Eduardo van der Kooy se quejaba por el fallo inapelable de la Corte: "¿Por qué no haberlo dictado, como salió ayer, en dos o tres semanas?".
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