Atentados en democracia y las plumas porteñas: los casos de Massa y Bonfatti

¿Se acuerdan cuando al algorítmico lo agredieron en La Matanza?
Morales Solá llegó a hablar de intento de asesinato contra el Tigre de Papel (¡¡¡7 días después de los sucesos!!! Joaco volvía de unas merecidas vacaciones...) y las tapas y los espacios radiales y televisivos de los medios opositores al gobierno nacional no alcanzaban para denunciar un peligro de quiebre inminente sobre la democracia argentina.
Hoy, ni el binnerista Tommy Abraham se ocupa de los tiros contra la casa del gobernador santafecino. Y el hecho sólo es reducido a la crónica de rigor y a un lugar secundario en las primeras planas (más atentas a la inflación sondeada ametodológicamente en el kiosco de la esquina o la buena nueva de la encuestadora del Relato Anti K).
Distraídos y ocupados con que la nueva internación de CFK no le reste votos a Massita (o le sume algo a Scioli Jr.), complementan el desanálisis con su obsesión preferida: Amado Boudou. Ah, y el desliz de Juancito, el que se bancó la Dictadura.
Dos ejemplos más gráficos aún: a Joaco y Edu van der Kooy le dictaron que vayan preparando el terreno ante la posibilidad de que la Corte Suprema considere constitucionales los artículos de la Ley de Medios que comprometerían los negocios de sus patrones ("Cristina aprieta a los jueces por teléfono", llorisquean en el nuevo incomprobable). Del atentado a Bonfatti ni una metáfora.
Tampoco en Página 12 o Tiempo Argentino se le da la importancia que se merece semejante afrenta a las instituciones mínimas de esta democracia joven. Andan más preocupados por definir qué es el kirchnerismo (Mocca y Brienza). En 2013.
Lo más alentador es que la causa sea el histórico porteñocentrismo de la vida nacional.
Lo más lacerante sería pensar que nos merecemos, como colectivo, sólo Totas, Conejas y Blanquitas.