Adepa, por su lado, intenta prever el sentimiento que experimentará mucha gente por estas horas: que la Presidenta no se come a nadie. Que preguntar sobre las islas Seychelles no es el fin del mundo. Y que por lo tanto, de vez en cuando, el Gobierno afloja el hilo y todo se desarma. Lo que lleva a los dueños de diarios a endurecerse aún más, en pos de sostener el discurso de que son perseguidos por una dictadura despiadada (canal comunicante con la ideología duránbarbista: no dimensionar los calificativos actuales ante la falta de la experiencia angustiante durante la Dictadura).
"La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) señaló ayer que en la Argentina la libertad de prensa está “seriamente deteriorada” porque “informar, opinar, criticar e investigar al Gobierno es asumir el riesgo de la persecución estatal”", comienza su "crónica" -firmada por la "Redacción"- La Voz del Interior, empresa de la cual es propietario el presidente de Adepa, Carlos Jornet.
El mismo diario que hace malabares para proteger a De la Sota en Córdoba del escándalo de los narcopolicías. Si hasta se negó a publicar la denuncia (asentada en la Justicia) contra el actual jefe de Gabinete delasotista, Oscar González (y que es sindicado como posible sucesor de José Manuel) de mandar a matar a un fiscal a cambio de unos poco dólares y droga.
Además de negarse a dar a conocer el reportaje que realizó el colega Adolfo Ruiz al arrepentido de la Policía de Córdoba (según lo que Ruiz publicó en su cuenta de Twitter), que terminó publicando el domingo pasado Página 12.
¿Serán cosas de la libertad de expresión también?
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