lunes, 27 de mayo de 2019

Graciana Peñafort le responde a Alberto F: "La comunicación no es un negocio"

"Hola Alberto Fernández; hace un rato leí la entrevista que te hicieron los compañeros de Tiempo Argentino. Y necesito hacer un par de comentarios sobre lo que dijiste en materia de comunicación. Porque yo, como muchos otros, no pensamos lo mismo que vos al respecto. Y disentir en un tema no significa que desconozcamos lo importante que es que estas elecciones las gane el peronismo. Porque el gobierno de estos mignios tan amarillos es una tragedia que se inscribe en un registro de hambre, violencia y deuda. Y vos sos nuestro candidato.
Lo que quiero señalar es que la comunicación no es negocio. Es un derecho. La ONU (Organización de Naciones Unidas) ha dicho que la libertad de información era la piedra angular de todas las libertades y un derecho humano fundamental.
Y vos sabés tan bien como yo que los derechos humanos no están pensados o diseñados con perspectiva comercial. Por eso, la comunicación, entendida como el derecho de expresión y de acceso a la información, tiene en las democracias resguardos especiales que no tienen otras actividades que sí son exclusivamente comerciales, como una fábrica de galletitas. Y los resguardos especiales tienen una razón de ser.
Porque cuando hablamos de comunicación, estamos hablando de lo que la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) ha definido como elemento sistémico de las democracias. Para poder decir que hay democracia, además de elección popular de las autoridades, debe haber libertad de expresión y de acceso a la información. Por eso es un elemento "sistémico", es decir propio del sistema democrático.
A mí me gusta mucho esta definición de la Opinión cons. 5/85, que aquí te dejo, aunque seguro la conocés.
Ahora bien, como la comunicación refiere no sólo a un derecho individual, sino también a un derecho colectivo, sostener que es sólo un negocio le quita entidad como derecho. Me sorprende que no sean los periodistas los primeros en discutirte eso. Porque si aceptamos que la comunicación es sólo un negocio, ellos dejan de ser personas con una función social y democráticamente relevante, a ser vendedores de galletas o de detergentes. Meros comerciantes de información.
Los medios, mi querido Alberto, construyen sentido. Es decir, dictan pautas de lo que está bien y mal que son aceptadas por una buena parte de la sociedad. Si lo hacen sólo desde un único punto de vista, cercenan la posibilidad de elegir libremente de las personas. Por eso es necesario que exista pluraridad de fuentes de información y no discursos hegemónicos. Un juez norteamericano habló del "robusto debate de ideas" que es saludable para que una sociedad sea libre y democrática. Los monopolios y las posiciones dominantes de mercado le hacen mal a la democracia y a la libertad.
Tengo que decirte esto porque veo que declarás concluida la guerra con los medios. Yo no sé si hubo una guerra con los medios, sí hubo un disputa por la redistribución de bienes simbólicos. Y por la construcción de sentido. Y sé que en esto diferimos, yo banco mucho esa disputa y vos no tanto. Pero mas allá de esta discusión, que tenemos desde siempre, si doy por válido tu argumento de la guerra y de su fin declarado por vos, te diría que por ahí tenés que notificarlos fehacientemente, porque para ellos la "guerra sigue" y, un poco bastante en estos días, te tiene a vos también como rehén de ella. Pero en todo caso es la discusión entre política  y medios, porque podremos declarar el "cese de la guerra", ¿pero sabes qué? Esa no es la "guerra" más importante.
La verdadera batalla es la de los medios con la sociedad. Porque esa batalla sigue. La batalla es entre los discursos de odio que transmiten los medios y los intentos de la sociedad de no disgregarse como tal, a fuerza de odiar. El discurso de odio justifica la violencia. Si querés ver clarito, fijate la cobertura de San Miguel del Monte y cómo los medios culpan a la policía, como si no supieran que la violencia policial emana de su conducción. No quieren mencionar a Bullrich y su doctrina "Chocobar". Y los protocolos de la ministra para justificar la violencia policial. O los discursos de odio contra inmigrantes, o contra los pibes en conflicto con la ley y miles de casos más.
Esa batalla pasa todos los días, mientras tomamos un café. Y esa guerra, que es la que define lo que somos como sociedad, tampoco la van a concluir porque la construcción de sentido está hoy hegemonizada. Y de esa falta de libertad informativa, somos víctimas todos. Como sociedad.
Quería decírtelo, porque lo creo sinceramente y creo que es uno de los temas a discutir en el futuro. Mientras tanto, ganemos las elecciones. Porque por mucho que te acusen de no respetar el límite de 20 km. en el country, la fórmula de Les Fernández nos ha dado esperanza a buena parte de la sociedad. Y en esa esperanza hay también un profundo sentido de recostrucción".
Abogada
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