Pero lo más importante llegó al final de la columna del periodista macrista, toda una revelación del plan que se ha desplegado en contra de CFK: "Pase lo que pase con el gobierno de Macri, el destino de Cristina está condenado a recordar el pasado. No existe registro de un presidente que haya vuelto, salvo las excepciones de Roca, Yrigoyen y Perón. Los tres lo hicieron en condiciones muy distintas de las que le tocan a Cristina Kirchner. Aquellos tres ex presidentes sólo tuvieron que superar grandes obstáculos políticos. No había jueces hurgando sus fortunas ni las de empresarios que se enriquecieron durante sus anteriores mandatos. El obstáculo de Cristina es directamente insalvable".
Es decir, la muerte de CFK será tarea de la Justicia, para evitar que vuelva alguna vez.
Los golpes de Estado permitían que ciertos políticos desprestigiados regresaran al poder exhibiendo su condición de perseguidos. Esa persecución ideológica -repudiable, por supuesto-, escondía los hechos del pasado y permitía al renacido ocupar puestos expectantes en la nueva etapa institucional. No importaba si habían conspirado a favor del régimen triunfante y menos aún si se habían quedado con un vuelto que pertenecía a los fondos públicos.
La continuidad del sistema democrático y la capacidad de los jueces federales para asegurar su sitio en Comodoro Py, dejan a Cristina sin posibilidades de recuperar su fortaleza política. La expresidente no puede esconder su pasado entre los pliegues de una asonada militar, y las causas en su contra se acumulan sin pausa ni respiro.
CFK siempre pensó que haría historia. Y tiene razón. Pese a sus dos mandatos presidenciales, su legado está más cerca de los tribunales. Allí terminará su carrera política".
Los escribas del Poder traslucen por qué las causas de corrupción K se sostienen en los principales medios como tema excluyente diario desde hace semanas.
Hoy, Majul escribe en La Nación, entusiasmado: "Un intendente del conurbano que pertenece al Frente para la Victoria pero no es incondicional sostiene que "los vecinos están tan enojados con la corrupción como con Macri" por los aumentos de los servicios y del transporte público. Es posible que tenga razón. Que, en efecto, se esté registrando un "doble" descontento. Pero ese registro, en todo caso, hará más difícil que cualquier fiscal o juez tome la decisión de dar un paso atrás sobre lo ya decidido. O de proteger a los hombres del poder, como sucedía antes de diciembre del año pasado. Será un poco a la bartola, pero el mani pulite made in Argentina ya no tiene retorno".
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