lunes, 17 de agosto de 2015

Perfil, de Margot

¿Por qué nadie se anima a analizar el voto de los Progresistas?
Sabemos muy bien que el caudal de votos de Margarita (que apetece su acérrima enemiga, Lilita, para su límite moral, Mauricio) es mucho más que un Garrido queriendo impedir el anuncio del aumento en las jubilaciones, o más que el acuerdo tácito entre el binnerismo y el kirchnerismo para no presentar candidato a presidente, lo que terminó con el ex gobernador santafesino, en las PASO, cuarto, cómodo, entre los precandidatos a senadores nacionales, con apenas el 13%.
Y hemos hallado algunos que se han animado a explicitar su apoyo a la bonaerense (¿se acuerdan al ahora infectado por un virus, Jorge Lanata, dando su apoyo a Marga, no?).
Dos son del mismo medio: Jorge Fontevecchia y Beatriz Sarlo, propietario y columnista de Perfil, respectivamente.
Fonte sigue de gira promocionando su último libro "Quiénes fuimos en la era K". Estuvo en Córdoba y fue entrevistado por el diario de Clarín:
"–La Voz: ¿Cómo describiría la posición de Perfil respecto del Gobierno y de los medios más críticos?
–Fontevecchia: No es la posición más cómoda, porque la audiencia, los que compran diarios revistas, programas con algún sesgo político es gente que en general está a favor o en contra. Nuestra mirada es que cosecha y siembra no van juntas, y en el futuro la gente va a llegar a la conclusión de que nuestra postura fue la más acertada... Estamos construyendo credibilidad.
–La Voz: ¿Partidariamente, quién representa esa posición?
–Fontevecchia: Yo dije que iba a votar por Mar­garita Stolbizer. Esa posición podría estar representada por la social­de­mocracia, un liberalismo de izquierda, que ni Macri, ni Massa ni Scioli representan. Creo que los tres son muy parecidos y representan todos al partido del poder. Va a haber diferencias de tono, pero los cambios van a ser homeopáticos.
–La Voz: ¿Qué debemos entender por eso?
–Fontevecchia: Si tuviera que sintetizar, diría que habrá continuidad y cambio simultáneamente. Si Scioli quiere hacer sólo continuidad va a chocar con la economía, y si Macri quiere hacer sólo cambio va a chocar con la cultura. Argentina es un país de centroizquierda, poco afecto al capitalismo, sobre todo después de 2002, y tiene una actitud crítica hacia el neoliberalismo. Por lo que si Macri quisiera aplicar una política ortodoxa la sociedad se lo impediría desde un punto de vista político cultural, sociológico. Y si Scioli quisiera continuar con esta política económica el mercado se lo va a impedir, porque esta política económica sin cambios no resiste un año más".
Por su parte, la tía Bety, ayer, en su columna dominguera, analizó qué le pasó a su Margarita, que obtuvo sólo el 3% de los votos en las PASO. Sarlo pidió ir por el joven Del Caño (jubilador del hermano de Ismael Bermúdez): "Probablemente los lectores recuerden que, cuando comenzó la campaña, hice público en este diario mi apoyo a la candidatura de Margarita Stolbizer. Sin expectativas desmesuradas, de todos modos, era verosímil estimar que los resultados de su lista podían ser mejores.
No sucedió. (...) No hubo un 10% de votantes que estuvieran interesados en una alternativa progresista de corte socialdemócrata. Y ni siquiera sumando los votos obtenidos por todas las líneas trotskistas se llega a ese porcentaje para la izquierda.
(...) Despejar primero la cuestión de la destrucción del frente que formaban la UCR, el Partido Socialista, la Coalición Cívica y el GEN. Fue dinamitado por Elisa Carrió y los escombros los barrió Ernesto Sanz en la convención de Gualeguaychú (si a Sanz le sirve para ser jefe de Gabinete de un posible gobierno PRO, que le aproveche). Pero sería injusto atribuir todas las responsabilidades al estallido de ese acuerdo electoral.
El Partido Socialista de Santa Fe persistió en el frente con Stolbizer, de una manera políticamente conservadora: alegó que, como sus aliados en la provincia eran los radicales, no podía llevar a Stolbizer como cabeza de la boleta en la que Hermes Binner iba de candidato a senador. Así les fue: salieron cuartos en la provincia que gobiernan. No jugaron por nadie y pocos jugaron por ellos. El ahorro y la prudencia no siempre llevan a la victoria.
Pero no fue solamente eso. No hubo en la sociedad sectores predispuestos a escuchar el mensaje de Progresistas, que llevaba como consigna Igualdad y Decencia. No hubo impulsos que, desde fuera de la política o desde la periferia de la política, conectaran con la candidatura de Margarita Stolbizer. Justamente en las PASO, momento de libertad, pocos quisieron ejercerla.
En América Latina, las nuevas alternativas fueron encabezadas por liderazgos carismáticos como el de Evo Morales y Rafael Correa. Nadie quiere hoy ese tipo de liderazgo en Argentina, pero entonces ¿qué? El mediano plazo no puede ser una promesa que se extienda por décadas. Sin embargo, mientras no exista algo en la sociedad (en las capas medias, en los jóvenes, en los intelectuales y artistas) que exprese la necesidad de un giro progresista e igualitario, mientras su expresión, en sectores de la juventud o del trabajo, sea solamente el ceremonial ideológico del trotskismo o el kirchnerismo de estos años que terminan, será arduo pensar en una alternativa.
Los políticos no son altoparlantes de la sociedad, pero tampoco pueden inventarla. La tradición progresista consiste en vincularse con los jóvenes y con los que protestan. Eso hacen los trotskistas, y Nicolás del Caño demostró que produce una diferencia. El progresismo no puede buscar el votante abstracto, sino conectar ese mundo confuso, donde hay descontento y rebeldía. Por eso, más que desentenderse del asunto, habrá que pensar qué sucedió, sin apoyarse en las razones fáciles".
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