Blanck, hoy (Clarín): "La política, los gremios, el sector privado, están intentando a paso acelerado reunir masa crítica para ayudar a mantener equilibrado el sistema institucional.
Todos trabajan sobre la hipótesis, evidente pero jamás confesada, de que con la economía desajustada y el desgaste de quienes ejercen el poder, puedan sobrevenir momentos difíciles en el camino hacia el recambio presidencial".
Blanck, 17 de enero (Clarín): "Hace apenas dos semanas, Clarín y La Nación publicaron artículos en los que se consignaban movimientos en el Congreso vinculados a eventuales situaciones de crisis para este año.
Se escribió, sin eufemismos, que en el Senado se estudiaba la consagración en febrero, como nuevo presidente del cuerpo, de un peronista con peso político propio en reemplazo de la tucumana Beatriz Rojkés de Alperovich. La idea impulsora era “equilibrar la debilidad que supondría tener a Amado Boudou a cargo del Ejecutivo, ante otra eventual licencia de Cristina”. Y se publicó que previsiones similares se evaluaban en las cercanías de Julián Domínguez, el ascendente titular de la Cámara de Diputados, que también está en la línea de sucesión presidencial.
No hubo una voz del kirchnerismo duro descalificando esos dichos ni esas informaciones. Y no es que les falte costumbre de hacerlo. El adelgazamiento de la capacidad de respuesta del Gobierno es también un dato de este tiempo.
Estas especulaciones refieren a un escenario indeseado. Con muchos costos seguros y dudosos beneficios hipotéticos. Pero es de lo que se está hablando hoy. Aunque no todos dicen lo mismo.
Los integrantes de la potencial alianza radical-socialista y su sucedáneo porteño UNEN apuran sus definiciones internas, en la hipótesis de que en la segunda mitad del año pueden sobrevenir situaciones institucionales de alto compromiso.
En este espacio ya tronó la voz de Elisa Carrió demandando que Cristina se quede hasta el 10 de diciembre de 2015 sin intentar transferirle a otro los costos del desbarajuste en desarrollo.
En el PRO no hay una opinión única, en consonancia con las libertades que Mauricio Macri otorga a su dirigencia. Algunos toman nota de los riesgos del momento pero suponen que con algunas correcciones de puro sentido común el Gobierno podrá terminar sin desbarrancarse. Otros dicen que tal sentido común es una materia inexistente y que diciembre de 2015 queda demasiado lejos.
Sergio Massa también es de la idea de que los tiempos pueden acelerarse más allá de la voluntad de los actores centrales de la política.
Sus economistas le pintan un escenario lleno de acechanzas. Y los intendentes y dirigentes del Frente Renovador le traen noticias de la creciente inquietud en la base social y en las estructuras intermedias de la política. Massa también piensa que hay que apurar el armado político para estar listo a cualquier desafío que se presente este año".
Majul, hoy (La Nación): "Impericia. Prepotencia. Improvisación. Negación de la realidad. Búsqueda
de fantasmagóricas conspiraciones. Maniobras dialécticas para no asumir
los errores que saltan a la vista. Todo eso es lo que muestran el
ministro de Economía, Axel Kicillof, y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich,
en pleno desarrollo de una carrera contra la presente crisis económica
que podría terminar mal. Muy mal. Como terminó, por ejemplo, su mandato,
antes de tiempo, Raúl Alfonsín, en 1989. O como terminó, incluso,
Fernando de la Rúa, en diciembre de 2001. Es verdad. Se trata de
situaciones distintas. Pero los tiempos parecen acelerarse de manera muy
peligrosa, igual que en los casos anteriores".
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jueves, 30 de enero de 2014
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