La micro opereta comenzó ayer, en un firulete firmado por una tal Silvia Pisani, donde se deja entrever que todo el relato les ha llevado un esfuerzo enorme. Hasta llega a escribir: "La segunda expresión crítica no menciona en forma específica al gobierno de Cristina Kirchner. Pero no hay duda de que la CIDH está hablando de él cuando expresa su "preocupación" por las expresiones de "algunas delegaciones estatales" al descalificar los mecanismos para la concesión de audiencias".
Joaco, por su parte, todavía no se recupera de cuando una de la relatoras de la Comisión le dijo que aquellos que lo critican están ejerciendo su libertad de expresión (quedó groggy ante semejante revelación). Sin embargo, alcanza a armarse algo, bordeando lo desopilante ya desde su primer párrafo cuando se acuerda del espionaje masivo estadounidense. Por supuesto que primero le salió pensar en Venezuela y Ecuador: "La libertad de expresión en la Argentina está bien sólo si se la compara con lo que sucede en Venezuela y Ecuador. Esta deducción es perfectamente posible después del último período de audiencias públicas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Tampoco está mucho mejor que en Venezuela y Ecuador. El gobierno argentino se ubica siempre un paso atrás, pero cerca, de los atropellos que cometen el chavismo venezolano y la administración ecuatoriana de Rafael Correa. De hecho, esos tres países (y los Estados Unidos por el masivo espionaje cibernético) son los únicos mencionados en el documento final de la CIDH sobre el estado de la libertad de expresión en el continente".
Una rara forma de admitir que Argentina no fue condenada por la Comisión, ¿no?
Más adelante, es más arrojado que Pisani, al afirmar que ese párrafo era sin dudar para el gobierno argentino: "Fuentes oficiales argentinas aseguraron en su momento que el Gobierno insistiría hasta último momento para que se cancelara la audiencia.
Cierto o no, la audiencia se realizó, pero los representantes oficiales cuestionaron la decisión de la Comisión en sus propias narices. La Comisión recibió con inocultable malestar esas objeciones, como quedó claro en el documento final del período de audiencias, conocido anteayer.
La Comisión dedicó un largo párrafo a responder esos cuestionamientos y a recordar cuáles son sus atribuciones y sus obligaciones como garante de la plena vigencia de los derechos humanos en el continente".
Y cierra a todo vapor (y amenazando a sus colegas, que se ríen de él): "¿Cómo denunciar, además, a los fanáticos kirchneristas, adoctrinados para insultar a periodistas en la vía pública? ¿Cómo, si huyen envueltos en el anonimato después de hacerlo?
Sobre la difamación de medios del Estado, y de medios privados financiados por el Gobierno, habrá fuertes denuncias en el fuero civil. Pero será cuando haya cesado una calumnia que es continua".
0 comentarios:
Publicar un comentario